miércoles, 29 de marzo de 2017

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Ya están en el colectivo cuando Agustina comenta esta tarde tengo que ir a hacer un trabajo. ¿A lo de Vale? pregunta Matilde. No, a lo de Gonzalo contesta ella temiendo ponerse colorada. ¡Esa!, ¿y cuántos son? Dos, los grupos son de a dos. Ah, ¿y los armó la profe? No, él me propuso. Matilde comienza a tararear la marcha nupcial. ¡No seas boluda! se enoja ella, a mí no me gusta para nada. Vi que se cortó el pelo comenta su hermana claro, quería estar lindo para hoy. Cortala, Mati. Su hermana de pronto la mira muy seria. Te viene bien, Agus, necesitás distraerte. A ella se le hace un nudo en la garganta. Quisiera poder abrazarla.


Ramona les sirve la tarta y se sienta junto a ellas. ¿Pensaste en lo que te dije? pregunta Matilde. Estás completamente loca dice la mujer. ¿Por qué no probás? Para qué, ya estoy grande. Ella busca argumentos válidos. Los va mencionando de a uno: superarse, poder conseguir otro trabajo, aumentar la autoestima, etc., etc.. Ramona, inflexible. Hasta que Agustina dice las podés ayudar a las nenas en la tarea. Matilde observa que Ramona alza las cejas. Sí, su hermana encontró un buen recurso. Claro, Ramo, ahora que no está mamá las nenas necesitan más que nunca redobla ella la apuesta de Agustina. ¿Dónde dijiste que era? pregunta la mujer mientras levanta los platos.


Hoy sí que no me pasa bocado.


Agustina espera que Federico se duerma y se mete bajo la ducha. ¿Qué se pondrá?, ¿el jean nuevo? No quiere parecer producida. Instantes después, mientras el secador le esponja el cabello, se mira en el espejo. Mamá decía que yo era muy linda, la más linda. Y a ella siempre la ponía molesta que la comparara con sus hermanas. Ella se ve insípida. Cara de nada. Envidia la mirada de Matilde. Hasta la de Sofía. El desenfado de Lorena. Detiene el secador. No tengo arreglo decide y, sin siquiera pintarse, sale del baño envuelta en una toalla. ¡Tan, tan, tatán! corea Matilde al verla pasear. Ella quisiera matarla.


 Matilde despliega la tabla periódica. ¿Dónde te metiste, cadmio? Protones, electrones, neutrones. Número atómico, másico. Regla de las diagonales. Le encanta fisicoquímica. Los compañeros la cargan. Porque me gusta estudiar. Siempre le gustó. ¿Está mal?, ¿soy un monstruo? Bien que me piden cuando necesitan. Ayer le estuvo explicando a Mariano. Bastante duro, el pobre. Igual no me importa. ¿No le importa? Un poco se decepcionó. Mamá siempre decía que yo era la más inteligente, saliste a tu padre. ¿Papá es inteligente? Si tiene que juzgarlo por estas últimas semanas, no. Hace un gesto de fastidio.  Es un pelotudo piensa. Pero luego se siente culpable. Tiene miedo se corrige. Seguro que dejará todo como está. Pobre Lorena. Vuelve a lo suyo. Acá está el rubidio.


Ya salgo informa Agustina a Matilde. ¿Sabés cómo ir? Sí, voy caminado, son unas diez cuadras. Dejame la dirección,  después te paso a buscar. No te preocupes, me dijo Gonzalo que él me acompaña. Matilde sonríe. Es rápido el pendejo. Mirá que sos pelotuda dice ella enojada y sale dando un portazo. Matilde es insoportable. Tiene solo dos años más, no sé de qué se las da. Ya en calle inspira profundo. Sin darse cuenta, sonríe.


Matilde escucha la bocina del micro y cierra la carpeta. Basta por hoy. Está bajando cuando escucha a Federico. ¡Aus!, ¡Aus! Va al cuarto del nene. Lo encuentra intentando trepar por las barandas. Lo alza. ¿Y Aus? No está contesta ella irritada. Qué pegoteo que tiene ese chico con su hermana. Excesivo piensa malo para los dos. Lo deja en el piso y busca sus zapatillas. ¿Habrá que cambiarlo? Le dirá a Ramona. El nene se abalanza hacia la escalera. Esperame, Fede, con cuidado. Lo único que falta es que se le caiga. Las nenas ya están en la cocina. Papi fue a buscar mi boletín informa orgullosa Lorena. Ramona ubica al nene en su sillita. Matilde se sienta. ¿Y Agus? pregunta Sofía. Ni que su hermana fuera imprescindible. Fue a hacer un trabajo informa. Ramo, ¡hiciste buñuelos! exclama Lorena hoy es mi mejor día. Ella hinca el diente en un buñuelo. Tibiecito, delicioso. Mira a Sofía, inmóvil frente a su taza. Dale, Sofi, comete uno, si a vos te gustan. La nena cabecea. La observa mejor. Tiene mala cara. ¿Cuándo es tu entrega de boletines? le pregunta. No sé contesta su hermana sin mirarla. Traeme el cuaderno de comunicaciones. Se me perdió. Andá a buscar la mochila. La nena sigue sentada. Sofi, te estoy hablando. Después dice la nena porfi y a Matilde le impacta el ruego de su voz. Bueno, pero comete ya un buñuelo. La nena suspira y agarra uno.


Matilde me pidió el cuaderno y se va a dar cuenta de la firma y le va a decir a papá que me va a querer todavía menos todo me sale mal desde que se murió mi mami.


La reunión de Sofi también fue hoy yo vi muy bien los carteles después le voy a preguntar por qué miente capaz que sacó notas muy malas ojalá que Matilde no la rete.


Agustina contesta a las preguntas de la mamá de Gonzalo. Quiere que esa merienda termine ya. Ella pensó que estaría sola con él. Hasta compró un paquete de galletitas como le enseñó su mamá. Pero ante esa mesa colmada le dio vergüenza y las dejó en el fondo de la mochila. De pronto mira a Gonzalo que se muerde el labio y revolea los ojos. ¿Listo? le pregunta el chico y ella asiente con la cabeza. Él se para y ella lo imita. ¿No vas a probar el budín? reclama la mujerElla duda y mira nuevamente a Gonzalo. Él agarra el plato con el budín y un cuchillo y dice lo comemos en el cuarto, tenemos que terminar el trabajo. ¡Llevá servilletas! indica la madre. Él no le hace caso y sale. Mi vieja es infernal se justifica te agarra y no te suelta, bah, como todas las viejas.  A ella se le llenan los ojos de lágrimas. Se odia por no poder contenerlas. Perdoname pide Gonzalo soy una bestia. Deja el plato sobre el escritorio, busca la caja de pañuelos y le alcanza uno. ¿La extrañás mucho? pregunta. Agustina no puede contener los sollozos. Él se acerca y la abraza.

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