Ya están
en el colectivo cuando Agustina comenta esta
tarde tengo que ir a hacer un trabajo. ¿A lo de Vale? pregunta Matilde. No, a lo de Gonzalo contesta ella
temiendo ponerse colorada. ¡Esa!, ¿y
cuántos son? Dos, los grupos son de a dos. Ah, ¿y los armó la profe? No, él me
propuso. Matilde comienza a tararear la marcha nupcial. ¡No seas boluda! se enoja ella, a mí no me gusta para nada. Vi que se cortó
el pelo comenta su hermana claro,
quería estar lindo para hoy. Cortala, Mati. Su hermana de pronto la mira
muy seria. Te viene bien, Agus, necesitás
distraerte. A ella se le hace un nudo en la garganta. Quisiera poder
abrazarla.
Ramona
les sirve la tarta y se sienta junto a ellas. ¿Pensaste en lo que te dije? pregunta Matilde. Estás completamente loca dice la mujer. ¿Por qué no probás? Para qué, ya estoy grande. Ella busca
argumentos válidos. Los va mencionando de a uno: superarse, poder conseguir
otro trabajo, aumentar la autoestima, etc., etc.. Ramona, inflexible. Hasta que
Agustina dice las podés ayudar a las
nenas en la tarea. Matilde observa que Ramona alza las cejas. Sí, su
hermana encontró un buen recurso. Claro,
Ramo, ahora que no está mamá las nenas necesitan más que nunca redobla ella
la apuesta de Agustina. ¿Dónde dijiste
que era? pregunta la mujer mientras levanta los platos.
Hoy sí que no me pasa bocado.
Agustina
espera que Federico se duerma y se mete bajo la ducha. ¿Qué se pondrá?, ¿el jean nuevo? No quiere parecer
producida. Instantes después, mientras el secador le esponja el cabello, se
mira en el espejo. Mamá decía que yo era
muy linda, la más linda. Y a ella siempre la ponía molesta que la comparara
con sus hermanas. Ella se ve insípida. Cara
de nada. Envidia la mirada de Matilde. Hasta la de Sofía. El desenfado de
Lorena. Detiene el secador. No tengo
arreglo decide y, sin siquiera pintarse, sale del baño envuelta en una
toalla. ¡Tan, tan, tatán! corea
Matilde al verla pasear. Ella quisiera matarla.
Matilde despliega la tabla periódica. ¿Dónde te metiste, cadmio? Protones,
electrones, neutrones. Número atómico, másico. Regla de las diagonales. Le
encanta fisicoquímica. Los compañeros la cargan. Porque me gusta estudiar. Siempre le gustó. ¿Está mal?, ¿soy un monstruo? Bien que me piden cuando necesitan. Ayer
le estuvo explicando a Mariano. Bastante duro, el pobre. Igual no me importa. ¿No le importa? Un poco se decepcionó. Mamá siempre decía que yo era la más
inteligente, saliste a tu padre. ¿Papá es inteligente? Si tiene que
juzgarlo por estas últimas semanas, no. Hace un gesto de fastidio. Es un
pelotudo piensa. Pero luego se siente culpable. Tiene miedo se corrige. Seguro que dejará todo como está. Pobre Lorena. Vuelve a lo suyo. Acá está el rubidio.
Ya salgo informa Agustina
a Matilde. ¿Sabés cómo ir? Sí, voy
caminado, son unas diez cuadras. Dejame la dirección, después te paso a buscar. No te preocupes, me
dijo Gonzalo que él me acompaña. Matilde sonríe. Es rápido el pendejo. Mirá que sos pelotuda dice ella enojada y
sale dando un portazo. Matilde es insoportable. Tiene solo dos años más, no sé de qué se las da. Ya en calle
inspira profundo. Sin darse cuenta, sonríe.
Matilde
escucha la bocina del micro y cierra la carpeta. Basta por hoy. Está bajando cuando escucha a Federico. ¡Aus!, ¡Aus! Va al cuarto del nene. Lo
encuentra intentando trepar por las barandas. Lo alza. ¿Y Aus? No está contesta ella irritada. Qué pegoteo que tiene ese
chico con su hermana. Excesivo piensa
malo para los dos. Lo deja en el piso
y busca sus zapatillas. ¿Habrá que cambiarlo? Le dirá a Ramona. El nene se
abalanza hacia la escalera. Esperame,
Fede, con cuidado. Lo único que falta es que se le caiga. Las nenas ya
están en la cocina. Papi fue a buscar mi
boletín informa orgullosa Lorena. Ramona ubica al nene en su sillita.
Matilde se sienta. ¿Y Agus? pregunta
Sofía. Ni que su hermana fuera imprescindible. Fue a hacer un trabajo informa. Ramo,
¡hiciste buñuelos! exclama Lorena hoy
es mi mejor día. Ella hinca el diente en un buñuelo. Tibiecito, delicioso.
Mira a Sofía, inmóvil frente a su taza. Dale,
Sofi, comete uno, si a vos te gustan. La nena cabecea. La observa mejor.
Tiene mala cara. ¿Cuándo es tu entrega de
boletines? le pregunta. No sé
contesta su hermana sin mirarla. Traeme
el cuaderno de comunicaciones. Se me perdió. Andá a buscar la mochila. La
nena sigue sentada. Sofi, te estoy
hablando. Después dice la nena porfi
y a Matilde le impacta el ruego de su voz. Bueno,
pero comete ya un buñuelo. La nena suspira y agarra uno.
Matilde me pidió el cuaderno y se va a
dar cuenta de la firma y le va a decir a papá que me va a querer todavía menos
todo me sale mal desde que se murió mi mami.
La reunión de Sofi también fue hoy yo vi
muy bien los carteles después le voy a preguntar por qué miente capaz que sacó
notas muy malas ojalá que Matilde no la rete.
Agustina
contesta a las preguntas de la mamá de Gonzalo. Quiere que esa merienda termine
ya. Ella pensó que estaría sola con él. Hasta compró un paquete de galletitas
como le enseñó su mamá. Pero ante esa mesa colmada le dio vergüenza y las dejó
en el fondo de la mochila. De pronto mira a Gonzalo que se muerde el labio y
revolea los ojos. ¿Listo? le pregunta
el chico y ella asiente con la cabeza. Él se para y ella lo imita. ¿No vas a probar el budín? reclama la
mujer.
Ella duda y mira nuevamente a Gonzalo. Él agarra el plato con el
budín y un cuchillo y dice lo comemos en
el cuarto, tenemos que terminar el trabajo. ¡Llevá servilletas! indica la
madre. Él no le hace caso y sale. Mi
vieja es infernal se justifica te
agarra y no te suelta, bah, como todas las viejas. A ella se le llenan los ojos de lágrimas. Se
odia por no poder contenerlas. Perdoname
pide Gonzalo soy una bestia. Deja el
plato sobre el escritorio, busca la caja de pañuelos y le alcanza uno. ¿La extrañás mucho? pregunta. Agustina
no puede contener los sollozos. Él se acerca y la abraza.
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