22 Miércoles
Marcelo recuerda
la entrega de boletines mientras se afeita. Maldición
masculla. Le explicaré a la maestra que
estoy muy ocupado. Impensable sentarse entre las madres. Voy, firmo y listo. Se seca la cara, se
pone loción y sale. Al pasar frente al cuarto de Lorena siente un chistido.
Abre la puerta entornada. No te olvides
de la reunión, papi reclama la nena. Él se acerca, le da un beso y la
arropa. Tranquila, princesa, descansá que
todavía tenés un ratito. Se cruza con Agustina en el pasillo. La chica se
acerca y le da un beso. Buenos días,
papá. Entran juntos a la cocina. Buen
día, señor dice Ramona, mientras le alcanza el café con leche. Matilde no
levanta la vista de su tostada. A él tampoco le dan ganas de saludarla. Es una maleducada piensa. Minutos
después todos se incorporan. Al mediodía
te agarro le advierte Matilde a Ramona. Esa
cabecita loca dice la mujer sonriendo. En el auto Agustina pregunta ¿qué pasa con Ramo? Me enteré de que no terminó el secundario,
estuve averiguando, quiero que siga, ¿me ayudás a convencerla? ¡Obvio! Matilde
no es cualquier chica evalúa él, súbitamente orgulloso de su hija.
Papi me dijo que va a ir a la reunión
capaz que me visita en el aula le voy a pedir a Ramo que hoy me haga trenzas.
Lorena está contenta porque papá va a ir
a su entrega de boletines yo no le dije nada total yo firmé por él en el
cuaderno de comunicaciones y me autorizó para que me lo den a mí total mamá
tampoco iba muy seguido.
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Agustina
se acomoda en su asiento todavía pensando en Matilde. ¿Cómo se le ocurrió lo
del secundario para Ramona? Marti va
siempre un paso por delante decide. Gonzalo se le acerca. Se cortó el pelo.
Le queda mejor piensa. Ella busca las
fotocopias de Neruda. ¿Ya armaste grupo
para hacer el trabajo? le pregunta el chico. Ella siempre trabaja con
Valeria pero dice todavía no. ¿Querés
hacerlo conmigo? Dale contesta mientras piensa ojalá Vale no se enoje.
Marcelo
le pregunta a la portera por el aula. Muchas mujeres cotorreando. Solo otro
hombre. Entra la maestra y logra imponer silencio. Hizo mal, debería haberla
interceptado antes de entrar. Ahora no puede interrumpirla. Inspira hondo y
busca un asiento. El otro hombre se ubica a su lado. Solidaridad de género piensa. Minutos después, mientras escucha
hablar de comprensión de texto, tablas de multiplicar y sustantivos, sin saber
por qué mira hacia el patio. Pegada contra el vidrio de la puerta, la ñata de
Lorena. Él agita levemente la mano. Ella se lleva la mano a la boca y le tira
un beso.
Vi que papá salía de la reunión de Lorena y pensé que
capaz mi maestra le avisaba de mi reunión pero cómo lo va a reconocer si papá
no pisó la escuela nunca jamás en la vida para colmo Marina me dijo mirá ese no
es tu papá que capaz lo vio en mi cumpleaños pero yo le contesté que no.
Matilde
se acomoda el pelo antes de salir al recreo y se pone unas gotas del perfumito
que le regaló su mamá. Contra el mástil, según lo acordado, la espera Mariano.
Ella apura el paso.
Espero que tengas algo interesante para
decirme chacotea
Marcelo tuve que interrumpir un balance
interesantísimo. Fernando se deja caer sobre la silla. Está agitado. Juzgá vos. Si no hablás, difícil. Pasé por
el consultorio de mi hermano, espero que aprecies mi actitud, no recuerdo la
última vez que estuve por allí, casi se desmaya al verme. Fernando se
interrumpe y lo mira. ¿Y? pregunta él
cuando comprueba que no seguirá hablando. Patricia
se sigue atendiendo con él. Marcelo casi puede escuchar el redoble de su
corazón. ¿Y? reitera. ¿Qué querés saber? pregunta Fernando con
una sonrisa que irrita a Marcelo. Sabe
que me tiene en sus manos piensa. ¿Se
mudaron? es lo único que se le ocurre preguntar, y, además, ya lo sabe. Olvidate del plural recomienda Fernando se separaron. ¡¿Ellos?! exclama él,
profundamente sorprendido, siempre los vio como una pareja modelo ¿hace poco? intenta minimizar su
desconcierto. No, más de siete años, poco
después de que naciera su último hijo. ¿Otro varón?, tampoco esta vez tuvieron
suerte, nos reíamos juntos, ellos todos varones, nosotros, todas nenas. ¿No te
llama la atención que se hayan separado justo en ese momento? comenta su
amigo. Él lo mira desconcertado. ¿Qué
momento? pregunta. Coincidente con el
nacimiento de Lorena. Marcelo queda boquiabierto. Ni lo había relacionado. Mi cabeza es una especie en extinción piensa. ¿Tu hermano sabe por qué se separaron? Es el ginecólogo, no el
psicólogo regresa esa maldita sonrisa de su amigo y yo tampoco soy su amiguito del
alma como para que me haga confidencias. Fernando le tiende un papel. Copié sin que se diera cuenta el teléfono de
Patricia; el de Alberto, obvio, no lo tiene. Él aparta la mano como si los
números fueran fuego. ¿Todavía tenés
hambre? pregunta Fernando llamando al mozo. Marcelo aprieta los puños. Su
amigo tiene el don de irritarlo. Media hora después, los restos del almuerzo
durmiendo en los platos, Marcelo pregunta ¿te
puedo pedir un último favor? Fernando se lleva la mano extendida a la sien.
¡Siempre listo! exclama. ¿Podrás averiguar el grupo sanguíneo de
Alberto?, seguramente tu hermano lo consignó por los embarazos. Consignó, qué
palabra de contador comenta su amigo. ¿Y?
Fernando reitera el gesto. Haré lo
que pueda, aunque te costará un almuerzo en un lugar como la gente, ni te
sueñes que me arreglarás con esta fonda. Ambos ríen.
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