lunes, 27 de marzo de 2017

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22 Miércoles

Marcelo recuerda la entrega de boletines mientras se afeita. Maldición masculla. Le explicaré a la maestra que estoy muy ocupado. Impensable sentarse entre las madres. Voy, firmo y listo. Se seca la cara, se pone loción y sale. Al pasar frente al cuarto de Lorena siente un chistido. Abre la puerta entornada. No te olvides de la reunión, papi reclama la nena. Él se acerca, le da un beso y la arropa. Tranquila, princesa, descansá que todavía tenés un ratito. Se cruza con Agustina en el pasillo. La chica se acerca y le da un beso. Buenos días, papá. Entran juntos a la cocina. Buen día, señor dice Ramona, mientras le alcanza el café con leche. Matilde no levanta la vista de su tostada. A él tampoco le dan ganas de saludarla. Es una maleducada piensa. Minutos después todos se incorporan. Al mediodía te agarro le advierte Matilde a Ramona. Esa cabecita loca dice la mujer sonriendo. En el auto Agustina pregunta ¿qué pasa con Ramo?  Me enteré de que no terminó el secundario, estuve averiguando, quiero que siga, ¿me ayudás a convencerla? ¡Obvio! Matilde no es cualquier chica evalúa él, súbitamente orgulloso de su hija.


Papi me dijo que va a ir a la reunión capaz que me visita en el aula le voy a pedir a Ramo que hoy me haga trenzas.


Lorena está contenta porque papá va a ir a su entrega de boletines yo no le dije nada total yo firmé por él en el cuaderno de comunicaciones y me autorizó para que me lo den a mí total mamá tampoco iba muy seguido.
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Agustina se acomoda en su asiento todavía pensando en Matilde. ¿Cómo se le ocurrió lo del secundario para Ramona? Marti va siempre un paso por delante decide. Gonzalo se le acerca. Se cortó el pelo. Le queda mejor piensa. Ella busca las fotocopias de Neruda. ¿Ya armaste grupo para hacer el trabajo? le pregunta el chico. Ella siempre trabaja con Valeria pero dice todavía no. ¿Querés hacerlo conmigo? Dale contesta mientras piensa ojalá Vale no se enoje.


Marcelo le pregunta a la portera por el aula. Muchas mujeres cotorreando. Solo otro hombre. Entra la maestra y logra imponer silencio. Hizo mal, debería haberla interceptado antes de entrar. Ahora no puede interrumpirla. Inspira hondo y busca un asiento. El otro hombre se ubica a su lado. Solidaridad de género piensa. Minutos después, mientras escucha hablar de comprensión de texto, tablas de multiplicar y sustantivos, sin saber por qué mira hacia el patio. Pegada contra el vidrio de la puerta, la ñata de Lorena. Él agita levemente la mano. Ella se lleva la mano a la boca y le tira un beso.


Vi que papá  salía de la reunión de Lorena y pensé que capaz mi maestra le avisaba de mi reunión pero cómo lo va a reconocer si papá no pisó la escuela nunca jamás en la vida para colmo Marina me dijo mirá ese no es tu papá que capaz lo vio en mi cumpleaños pero yo le contesté que no.

Matilde se acomoda el pelo antes de salir al recreo y se pone unas gotas del perfumito que le regaló su mamá. Contra el mástil, según lo acordado, la espera Mariano. Ella apura el paso.


Espero que tengas algo interesante para decirme chacotea Marcelo tuve que interrumpir un balance interesantísimo. Fernando se deja caer sobre la silla. Está agitado. Juzgá vos. Si no hablás, difícil. Pasé por el consultorio de mi hermano, espero que aprecies mi actitud, no recuerdo la última vez que estuve por allí, casi se desmaya al verme. Fernando se interrumpe y lo mira. ¿Y? pregunta él cuando comprueba que no seguirá hablando. Patricia se sigue atendiendo con él. Marcelo casi puede escuchar el redoble de su corazón. ¿Y? reitera. ¿Qué querés saber? pregunta Fernando con una sonrisa que irrita a Marcelo. Sabe que me tiene en sus manos piensa. ¿Se mudaron? es lo único que se le ocurre preguntar, y, además, ya lo sabe. Olvidate del plural recomienda Fernando se separaron. ¡¿Ellos?! exclama él, profundamente sorprendido, siempre los vio como una pareja modelo ¿hace poco? intenta minimizar su desconcierto. No, más de siete años, poco después de que naciera su último hijo. ¿Otro varón?, tampoco esta vez tuvieron suerte, nos reíamos juntos, ellos todos varones, nosotros, todas nenas. ¿No te llama la atención que se hayan separado justo en ese momento? comenta su amigo. Él lo mira desconcertado. ¿Qué momento? pregunta. Coincidente con el nacimiento de Lorena. Marcelo queda boquiabierto. Ni  lo había relacionado. Mi cabeza es una especie en extinción piensa. ¿Tu hermano sabe por qué se separaron? Es el ginecólogo, no el psicólogo regresa esa maldita sonrisa de su amigo y yo tampoco soy  su amiguito del alma como para que me haga confidencias. Fernando le tiende un papel. Copié sin que se diera cuenta el teléfono de Patricia; el de Alberto, obvio, no lo tiene. Él aparta la mano como si los números fueran fuego. ¿Todavía tenés hambre? pregunta Fernando llamando al mozo. Marcelo aprieta los puños. Su amigo tiene el don de irritarlo. Media hora después, los restos del almuerzo durmiendo en los platos, Marcelo pregunta ¿te puedo pedir un último favor? Fernando se lleva la mano extendida a la sien. ¡Siempre listo! exclama. ¿Podrás averiguar el grupo sanguíneo de Alberto?, seguramente tu hermano lo consignó por los embarazos. Consignó, qué palabra de contador comenta su amigo. ¿Y? Fernando reitera el gesto. Haré lo que pueda, aunque te costará un almuerzo en un lugar como la gente, ni te sueñes que me arreglarás con esta fonda. Ambos ríen.

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