lunes, 30 de enero de 2017

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14 Martes

Marcelo se mira en el espejo mientras se afeita. Durmió de un tirón. Bendito whisky. Pero ahora le duele la cabeza. Toma la última aspirina. Le tengo que avisar a Diana piensa durante la milésima de un segundo. Chasquea con fastidio. Se enjuaga y se seca. Baja. En la cocina las chicas desayunan. Ramona le alcanza una taza. Ramo, no vengo a almorzar informa Matilde. ¿Los trámites con tu papá? pregunta la mujer. No, me voy a lo de Rocío. Marcelo recorre la mesa con la vista. No se había dado cuenta de que estaba Federico. Imagen repetida desde que Diana se murió. Pero ya no es como siempre. Se atora con el café.


En el recreo largo Matilde se aparta de su grupo. Busca el celular y presiona el número del laboratorio. Buenos días dice quisiera averiguar si ya están listos unos análisis. La van pasando por distintos internos hasta que una mujer le informa esos estudios ya fueron entregados. Papá fue en cuanto nos dejó piensa ella pronto me avisará. ¿Cuándo fueron retirados? pregunta. Ayer es la respuesta. Matilde siente que se le corta la respiración. Gracias alcanza a decir.


No me pasan los fideos tengo un nudo en la panza le voy a decir a la seño que me quiero ir a casa.


Agustina atiende el teléfono. Es del colegio, Lorena no se siente bien. Ramona se acerca y habla con la secretaria. No podemos ir ni vos ni yo le cuenta hay que avisarle a tu papá. Yo me ocupo dice Agustina, porque si Matilde no está, le corresponde a ella.


A Marcelo le sorprende recibir llamada de Agustina. ¿Qué pasó? pregunta, alarmado. Diez minutos después sale hacia la escuela. Si hay alguien a quien hoy no tiene ganas de ver es a Lorena.


Me dijo la seño que ya llamó y que me viene a buscar mi papi qué suerte espero no gomitarle el auto.


Marcelo abre la puerta de atrás y ayuda a Lorena con el cinturón de seguridad. Maneja en silencio pero cada tanto la mira por el espejo retrovisor. No es mi hija se dice. No es mi hija y por ella tuve que interrumpir una reunión. La nena, por suerte, viaja calladita. Estaciona frente a su casa. Bajá le indica. Lorena forcejea pero logra liberarse. Toca el timbre. Marcelo espera que abran, saluda con la mano a Agustina y parte. Si se apura quizá todavía los encuentre reunidos.


Agustina abre y se encuentra con su hermanita. Su padre la saluda desde el auto. Ella también levanta la mano. ¿Qué te pasa, Lore? dice agarrándole la mochila. Tengo ganas de gomitar. Ramona se acerca y le toca la frente. Fiebre no tiene determina ¿vomitaste? La nena niega con la cabeza. ¿Querés jugar al ludo? le pregunta ella. ¡Dale! Entonces no estás tan enferma, anda a buscarlo a mi cuarto pero no lo despiertes a Fede. Entonces recuerda que el nene ya no duerme en su cuarto. Su hermana corre por la escalera. Está pasando algo con esta chica comenta Ramona. ¿Qué querés decir? Nada cabecea la mujer. Ramona tiene razón: está pasando algo de lo cual ella no está comunicada. Juraría que Matilde le oculta algo. ¡Vamos, Agus! la voz de Lorena la despega de sus pensamientos yo juego con el azul. Ella gira y ve a su hermanita disponiendo el tablero sobre la mesa de la cocina. Igual me duele la panza se justifica no es de mentira. Agustina la observa. Tiene rara la cara.



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