Agustina intenta
concentrarse en la Paz de Nicias pero no lo consigue. Federico grita a sus pies
mientras juega con sus camiones. Ya no lo aguanta. Se lo lleva a Matilde que
despotrica pero lo agarra. Vuelve a su cuarto, cierra la puerta y sigue leyendo. Inútilmente. Tengo la cabeza llena de mamá piensa.
Pero luego se corrige mamá siempre me
llenó la cabeza. Tiene rabia. Y le da culpa tener rabia.
Marcelo entra a
la cocina pero no encuentra a nadie, tampoco la nota. Mientras sube grita ¿aquí no hay nadie que quiera desayunar?,
voy a tener que comerme todas las medialunas. Como por arte de magia las
puertas se van abriendo. ¡Yo!, ¡yo
también!, ¡papi, esperame! Un rato después la cocina es un jolgorio. Parecen pajaritos piensa. Y también
piensa que no comprende por qué Diana prefería El Torreón.
Me comí tres medialunas que me trajo papá qué raro
nunca en mi vida me comí tres medialunas que ni sabía que me entraban.
Agustina piensa
que su mamá siempre le contaba que las medialunas de El Torreón eran
riquísimas. Pero nunca nos trajo.
Me llené con una medialuna qué raro.
Mientras mastica
las medialunas la rabia de Matilde se va diluyendo. Su papá le dijo que estaba
muy rico el café.
Marcelo está
mirando un partido en la televisión del living. Este Messi es increíble, acaba de meter el segundo gol. Cuando no juega para nosotros piensa. Lo
sobresalta el papá de Matilde. La
mira. Tiene un paquete de fideos en cada mano. ¿Cuál preferís? Él mira instintivamente la hora. Ya la una y
media. ¿Te vas a poner a cocinar a esta
hora? Desayunamos tarde replica ella. ¿Tenés
ganas? Matilde se encoge de hombros. No
me queda otra contesta. Él baja el volumen mientras valora la situación. ¿Qué te parece si almorzamos afuera? Nunca
comemos afuera dice su hija arqueando las cejas. Él se incorpora. Siempre hay una primera vez.
Me voy a poner de nuevo el jean porque papá nos va a
llevar a almorzar tengo la panza llena de medialunas pero igual voy a comer
algo.
Agustina está
luchando con Federico que no se queda
quieto. Cuándo dejará los pañales. Le va a decir a Ramona a ver si lo empiezan
a entrenar. Sus hermanas están contentísimas. Pero a ella le parece mal que
vayan a comer afuera. Su mamá se murió hace solo diez días. Ni que fuéramos a festejar.
Marcelo se
arrepiente de su osadía. Cinco pedidos simultáneos, casi a los gritos. No están acostumbrados piensa. El mozo
lo mira desconcertado. ¡Se acabó!
dice al fin ¡milanesas con papas fritas
para todo el mundo! Cinco pares de
ojos sorprendidos sobre él. Les grité registra preocupado. Es la primera vez desde que se murió la madre que les grita. ¿Muchas
veces les grité antes? Casi no formaban
parte de mi vida reconoce. El susto les dura poco y enseguida parlotean
animadamente. ¡Miá, pa! lo convoca
Federico. Tiene un grisín adentro de cada agujerito de la nariz. Parecés un dragón se ríe Lorena. Comé dice Matilde mientras le alcanza
pan con manteca a Sofía. Agustina ata una servilleta alrededor del cuello de su
hermano. Ahora son mi vida.
Nunca probé una milanesa más rica será por eso que
me entra toda.
No hay comentarios:
Publicar un comentario