viernes, 6 de enero de 2017

22

Durante toda la cena Marcelo percibe los ojos de Matilde sobre él. Un perpetuo recordatorio de mis deberes. Quizá para obviarlos se dirige a sus otras hijas. Agustina, sonriendo, cuenta que sacó un diez en historia. Agustina siempre sonríe. Sonrisa dulce pero acotada. Controlada. Sofía comenta que una amiguita la invitó a su casa mañana. Mañana es sábado señala Agustina. ¿Y eso que tiene que ver? pregunta Sofía. Él también se pregunta qué tiene que ver. Agustina eleva los hombros pero calla. ¿Puedo, papá? insiste la nena. Él, instintivamente mira a Matilde, que desvía la mirada. Claro  accede. ¡¡Bien!! Me imagino que la llevarás vos lo provoca su primogénita. Claro repite él fastidiado mientras prescribe  esta chica precisa un parate. Avanza. Avanza sobre mí. Federico se retuerce en la silla alta. Todavía no terminamos le explica Agustina. Bajalo indica Matilde. Bajalo repite él. Agustina mira a uno y a otro le saca el babero al nene, le da un beso y lo baja. Instantes después Marcelo siente que le agarran el brazo. Upa, papá. Él lo alza.


Papá hoy le habla a todas menos a mí.


Qué raro que papá me deje ir a lo de Romi mamá no quería que hiciéramos programa los sábados.


Matilde está por entrar a su cuarto cuando descubre al padre en el pasillo. Sabe que no debe pero dice el laboratorio también está abierto los sábados. Enojada consigo misma da un portazo y se tira sobre la cama.


 Marcelo estaba yendo al cuarto de Lorena cuando Matilde lo intercepta. No toleraré que me baje línea. Invierte el sentido de sus pasos, sino ella creerá que le está haciendo caso. ¿Tiene ganas de ducharse? No. A través de la puerta cerrada de Agustina la escucha cantar.  Arroró, mi niño. ¿Me habrá dormido en brazos alguna vez mi mamá? Siempre tan rígida, tan estricta. Seguramente fue ella la que le inculcó el sentido del deber. Retorna al cuarto de Lorena y golpea la puerta. Como no le contestan, abre. La nena, otra vez, solo es un par de ojos debajo del acolchado. ¡Ah, papi, sos vos! dice descubriéndose. ¿Y quién pensabas que era? Un espíritu. No te preocupes dice él mientras se sienta sobre la cama soy de carne y hueso. ¿Te puedo tocar? pregunta la nena. Por supuesto accede. Las manitos de Lorena avanzan sobre su brazo.dice sonriendo sos de veras. A ella también se le hacen hoyitos, nunca había reparado. Uno, dos y… Tengo que decirte algo, hijita consigue arrancar. La nena hace una mueca. ¿Bueno o malo? pregunta. Malo y bueno. La nena se endereza, se sienta como indio. Una muñeca cae al suelo. Él la recoge. ¡¿Qué?! Marcelo inspira hondo. Mañana tendrán que sacarte sangre. ¡No quiero! A nadie le gusta que le saquen sangre pero a veces es necesario. ¿Y por qué es necesario que me saquen sangre justo a mí? Él traga saliva, qué decirle. Bianchi lo considera necesario. ¿Y por qué? No sé exactamente contesta él y se avergüenza de estar mintiéndole a una criatura. Es solo un segundo, casi no duele agrega. Sí, yo ya vi en la tele, ¿a vos te sacaron alguna vez? ¡Muchísimas! ¿Y vos me vas a acompañar? ¡Claro!  La nena se encoge de hombros y se desliza hasta acostarse nuevamente. Ahora contame lo buenoDespués vamos a ir a desayunar juntos adonde vos quieras. ¿Solos? ¡Solos! ¿Y puedo pedir submarino? ¡Por supuesto! ¿Y churros? Él cabecea.  Eso es más complicado, no hay en todos lados. ¿Y no podemos buscar? Él le hace cosquillas en la panza. Mirá que sos glotona. De repente se ilumina. Te voy a llevar a El Vesuvio. Lorena ríe. Él se incorpora. Ahora dormite que mañana tenemos que madrugar. ¿No te podés quedar otro ratito? Él cabecea pero se sienta.


Papá entró al cuarto de Lorena comprueba Agustina. Qué raro. A su mamá le hubiera agarrado un ataque. Lo quería solo para ella. Es muy raro conocer a su papá recién a los trece años. Muy raro.


Matilde entorna la puerta. Sí, su papá está en el cuarto de Lorena. Qué le estará diciendo. Yo no sabría que decirle. ¿Irán mañana al laboratorio? ¿Papá querrá que los acompañe? Bianchi se equivocó, ella empezó con todo esto y sí es asunto suyo.


Papá salió del cuarto de Lorena no lo vi cuando entró capaz que ahora viene a visitarme qué suerte que mañana voy a lo de Romi y lo mejor de todo es que me va a llevar papá ojalá que vayamos los dos solos.


No estoy enojada con el Doc porque voy a salir sola con mi papá y eso que casi no me importan los churros.



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