miércoles, 4 de enero de 2017

21


Agustina señala un asiento vacío a su lado pero Matilde la desestima con un cabeceo. También está enojada conmigo piensa ella. Necesita estar sola. Taparse con una frazada y no despertarse nunca más. La panza le hace ruido. La oprime con ambas manos. ¿Qué habrá cocinado Ramona?


Su hermana tropieza con el escalón  y cae de rodillas en el piso. Matilde da un salto para evitar ser arrastrada en la caída.  ¿Sos tarada vos? le grita. Sin ayudarla a levantarse abre la puerta. Cuelga la mochila del perchero, va al baño a lavarse las manos y  se dirige a la cocina. ¿Olor a arroz? Al entrar ve solo tres platos sobre la mesa. ¿Qué te dijimos, Ramo? protesta Agustina mientras abre el cajón de los cubiertos. Ramona, con  Fede en brazos, deja la fuente de risotto sobre la mesa. Dame ese nene y sentate de una vez ordena su hermana. No es tan tarada reconoce Matilde. Minutos después almuerzan los cuatro. Ramona está contenta.


Clase concluida. Marcelo golpea el borrador contra el pizarrón. Un fino polvillo blanco se esparce a su alrededor. Qué boludo piensa mientras desliza las manos por las mangas de su saco azul. Cuando levanta la vista descubre entre las filas de los consultantes, con un cuaderno bajo el brazo, a Feldman creo.


Agustina deposita a Federico en su cuna. Le costó dormirlo. Mamá no me dejaba que lo durmiera en brazos piensa y se siente ligeramente culpable. Solo ligeramente porque antes le daba lástima. Y rabia también, pobre Fede. Se tira en su cama, con las zapatillas puestas. Hoy tuvo gimnasia. No le gusta hacer gimnasia. Porque no soy buena reconoce. Su torpeza le resulta insoportable. Y por más que se esfuerce la pelota pasa a su lado sin que alcance a rozarla. La nota de gimnasia le baja el promedio. Cuando descubrió el 6 en el boletín se le saltaron las lágrimas. Esforzate, Agus dijo su madre es una lástima. Porque entonces tenía madre. Y le vuelve la rabia. A su mamá nada le alcanzaba. Pero más rabia le da no tenerla. Fede habla en sueños. Mamá dice. Agustina aprieta los puños.


Agustina le golpea la puerta. Llegaron las nenas, ya está la merienda informa. Como si ella no las hubiera escuchado. No tengo hambre comunica. No quiere ver la carita de Lorena nunca más. Pobre gorda repite mientras recuerda que ahora el problema es de su papá. Recoge con rabia el acolchado del piso y se tapa.


Matilde no bajó qué raro justo hoy que la maestra me puso felicitado porque copié todo ahora no sé a quién mostrárselo a Agus solo le interesa Fede y Ramo pobre no entiende.


Marcelo está buscando las llaves del auto cuando el celular vibra.  Matilde piensa mientras bufa. No. Fernando. Tiene el impulso de cortar pero atiende. No lo ve desde el entierro a pesar de las varias propuestas desestimadas. Está por invitarlo a cenar cuando recuerda la charla con Lorena. Venite mañana propone los chicos se pondrán contentos. Mientras va caminando hacia la cochera piensa que Fernando es, en realidad, su único amigo. Diana se encargó de espantar al resto. Lo ve ahora con claridad meridiana. ¿Por qué no luchó por conservarlos? ¿Luchar contra Diana? Pelea perdida de antemano. Baja hasta el segundo subsuelo. Momento en el que descubre que se dejó las llaves en el estudio. La puta que te parió.


Matilde sigue encerrada en su cuarto le quería contar que Romina me invitó mañana a su casa es la primera vez que me invita debe de ser porque estoy más tranquila no sé por qué ya no tengo ganas de portarme tan mal.


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