27 Lunes
Matilde
se cepilla el cabello con energía. Se pone perfume detrás de las orejas y brillo
en los labios. Más no puede hacer por su cara de lunes 6 y 45 de la mañana. No
durmió bien: Lorena gritaba en sueños y fue a verla. No quiere pensar en su
hermanita ahora. Sale del baño con prisa.
Marcelo
se afeita. Lo espera un día pesadísimo, varias reuniones al hilo. Aunque quizá pueda
almorzar con Fernando. Precisa hablar con alguien. Alguien adulto. Sobredosis
infantil. Y adolescente agrega.
Agustina
busca en su alhajero los aritos de perlas. Eran
de mamá recuerda y se acaricia las
orejas. Ensaya ante el espejo de su cómoda distintos peinados. Soy una boluda piensa y se recoge el
cabello con brusquedad. Agarra la mochila y el blazer y baja la escalera a los
saltos.
Lo escuché a
papá por suerte no vino a retarme porque anoche grité pobres chicas nos las
dejé dormir primero Agus y después Matilde pero ellas me tienen paciencia por
ahora me tienen porque todavía no saben.
¿Le firmaste el
boletín a Sofía? le recuerda Matilde. Sí asiente él con la cabeza, la boca. poblada por una tostada. En esta no me agarraste quisiera
decirle. Seguro que la desilusionó. Inútiles sus admoniciones preparadas. Algo
le llama la atención en Agustina. Sí, los aros de Diana. En ella se lucían más.
¿Por el pelo oscuro? No, porque era Diana.
Mi primer regalo para tu mamá fueron esos aritos no puede evitar comentar. Mamá me lo contó mil veces dice
Agustina. ¿A verlos? pide Matilde. Agustina se despeja las orejas e
inclina el cuello. Bello cuello
evalúa él ¿por cuántos hombres será
admirado?¿Cómo se había relacionado su mujer con sus hijas? Tantas cosas
que él ya nunca podrá saber.
Hoy estoy
contenta porque voy al colegio con la gorda por eso me tomo toda la leche por
eso y para que Ramo no reniegue.
Marcelo
queda atorado por el tránsito. Observa, entonces la puerta del colegio. Matilde
y Agustina que venían caminado juntas, se apartan. Cada una se dirige a un
chico distinto, apuran el paso, menean la cadera. Disfruta por ellas. Qué maravilla creerse enamorado. ¿Volverá
a sucederle?
Ramo me pide que
me apure y no quiere hacerme otra tostada ella me dice que es por el micro pero
a mí me parece que ya sabe.
Llevo el boletín
en la mano para no olvidarme me gusta mirar la firma de papá que es muy linda y
yo no la conocía la de mamá sí pobrecita mi mamá que ya ni firmar puede.
Agustina
le muestra a Valeria las oraciones. Matilde es una genia: explica mejor que la
profesora. En un rato varias cabezas la rodean pidiendo auxilio. Gonzalo
también. Ella se siente orgullosa.
Matilde
no logra concentrarse en la clase, eso que es de biología. ¿Se tendrá que pasar
la vida fingiendo?, ¿qué estará sintiendo Lorena? A lo mejor charlar con ella
la tranquilizaría. ¿Si lo consultara con Bianchi? A su papá no quiere
embromarlo más. Ya bastante tuvo él. Su compañera la codea. La profesora la
está mirando. Vaya a saber qué le preguntó. Perdón
pide mientras suben sus colores.
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