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Miércoles
Matilde se
despertó a las cinco de la mañana. Desde entonces da vueltas en la cama. ¿Debe
ir al cementerio? Recuerda las palabras de Agustina y se corrige. ¿Tiene ganas
de ir? Ganas, no. Necesidad tampoco. Pero le resulta inadmisible que su hermana
y su padre hagan algún movimiento importante sin su presencia. Ya lo hicieron
en realidad. Insoportable que Agustina se haya dirigido a su padre sin
consultarla antes a ella. Todo por culpa de Lorena. Por el secreto que no puede
compartir con Agustina. Su hermana detectó su distancia y, a su vez, se alejó
de ella. ¿Para qué mierda miré la agenda
de mamá? Su cabeza es un imparable trompo. Me voy a volver loca. Enciende la luz y decide levantarse.
Alguien
camina por el pasillo Sofi no es porque ella es tan flaca que casi no pisa
quiero ver a cualquiera porque tengo miedo pero también tengo miedo de que sea
Agus y me diga que ya no es mi hermana.
Marcelo mira de
nuevo el reloj. No puede ser, recién las cinco y cuarto. Noche eterna piensa. Noche oscura y eterna. Se incorpora y levanta
la cortina. Empieza a amanecer.
Matilde se está
haciendo un té cuando su padre entra a la cocina. ¿Desvelada? pregunta él. Ella asiente con la cabeza. Somos dos dice él sentándose. ¿Qué te preparo? le ofrece. Lo que tomes vos. ¿Querés comer algo? Todavía no. Minutos después ambos están
sentados con sus respectivos jarros entre las manos. Mañana hace un mes de mamá arranca ella. Me parece tanto más y tanto menos comenta su padre. Luego de un
rato ella dice me dijo Agustina que van a
ir al cementerio. Ella me pidió, ¿vos
también venís? Ella repite la fórmula ¿querés
que los acompañe? Sí, por favor contesta su padre con una mirada que a ella
le dan ganas de abrazarlo. ¿Les
comentamos a las nenas? Lo mismo me preguntó tu hermana. A ella le da
rabia. Se repone y averigua ¿y qué le
contestaste? Que lo iba a pensar. Pensémoslo juntos, entonces. Ambos
callan. Yo creo que habría que avisarles decide
ella. De acuerdo asiente su padre ¿vos o yo? O Agustina agrega ella,
todavía picándole el fastidio. Luego de un rato su padre propone a los mejor podríamos comentárselo los tres.
Me parece bien, ¿hoy en la cena? El padre levanta su jarro. Ella lo choca.
Agustina sale
del baño y se topa con Matilde. Percibe el desconcierto de su hermana, Claro, recién son las seis piensa ella. Estuve hablando con papá dice Matilde esta noche nos reuniremos los tres para
contarles a las nenas del cementerio y que ellas decidan. Ahora es ella la
desconcertada. Yo empecé con esto
piensa y ella me lo robó. Y después
se siente mal consigo mismo. Soy una
egoísta se califica entonces dice qué
suerte que vas, Mati.
Matilde
y Agus charlan en el pasillo dijeron algo del cementerio y también dijeron de
nosotras no sé qué pasa pero tengo miedo le voy a contar a Lore.
Sofi
me cuenta lo que escuchó no le digo nada pero a mí los cementerios me dan mucho
miedo casi como el infierno.
Marcelo llega a
su oficina. La secretaria lo espera con un listado infernal de cosas
pendientes. Él está embotado. Casi no durmió. Le pide un café bien fuerte y se
dispone a la tarea. Le vendrá bien no pensar. No pensar en Diana. Está enfrascado en un blanqueo de capitales
cuando recuerda el almuerzo. Sonríe al pensar en Feldman.
En el segundo
recreo Agustina está charlando con Valeria. Gonzalo se acerca. Su amiga busca
un pretexto y se va. La voy a matar
piensa ella. Gonzalo la consulta por un ejercicio de matemática. Ella,
aliviada, se lo está explicando cuándo él le pregunta ¿querés que mañana comamos algo en Mac? Es muy chico para animarse
tanto piensa ella capaz que le gusto
en serio. Descubre que sí, que tiene ganas de almorzar con él pero solo
contesta no puedo. Mejor decime de una
vez que no querés saber nada conmigo dice él y parece enojado. Ella no quiere contarle porque teme
ponerse a llorar y además a él que le importa pero tampoco quiere que él no la
merodee más entones se decide y larga de un tirón mañana hace un mes que se murió mi mamá y vamos a ir al cementerio.
Perdoname le pide él soy una bestia.
Y como suena el timbre solo agrega ¿queda
para otro día? Dale promete ella. Por
suerte no lloré piensa y traga para aflojar el nudo.
Estoy
en el recreo y Sofi me viene a ver no me dice nada pero sé que ella también
está pensando en el cementerio.
El celular de
Matilde vibra en su bolsillo. Estoy en el
buffet informa Mariano. Ella descubre que precisa un abrazo. De quién sea trata de restarle
importancia. Se dirige al bar. Porque
tengo sed intenta convencerse.
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