lunes, 15 de mayo de 2017

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29 Miércoles

Matilde se despertó a las cinco de la mañana. Desde entonces da vueltas en la cama. ¿Debe ir al cementerio? Recuerda las palabras de Agustina y se corrige. ¿Tiene ganas de ir? Ganas, no. Necesidad tampoco. Pero le resulta inadmisible que su hermana y su padre hagan algún movimiento importante sin su presencia. Ya lo hicieron en realidad. Insoportable que Agustina se haya dirigido a su padre sin consultarla antes a ella. Todo por culpa de Lorena. Por el secreto que no puede compartir con Agustina. Su hermana detectó su distancia y, a su vez, se alejó de ella. ¿Para qué mierda miré la agenda de mamá? Su cabeza es un imparable trompo. Me voy a volver loca. Enciende la luz y decide levantarse.

 Alguien camina por el pasillo Sofi no es porque ella es tan flaca que casi no pisa quiero ver a cualquiera porque tengo miedo pero también tengo miedo de que sea Agus y me diga que ya no es mi hermana.

 Marcelo mira de nuevo el reloj. No puede ser, recién las cinco y cuarto. Noche eterna piensa. Noche oscura y eterna. Se incorpora y levanta la cortina. Empieza a amanecer.

 Matilde se está haciendo un té cuando su padre entra a la cocina. ¿Desvelada? pregunta él. Ella asiente con la cabeza. Somos dos dice él sentándose. ¿Qué te preparo? le ofrece. Lo que tomes vos. ¿Querés comer algo? Todavía no. Minutos después ambos están sentados con sus respectivos jarros entre las manos. Mañana hace un mes de mamá arranca ella. Me parece tanto más y tanto menos comenta su padre. Luego de un rato ella dice me dijo Agustina que van a ir al cementerio. Ella me pidió, ¿vos también venís? Ella repite la fórmula ¿querés que los acompañe? Sí, por favor contesta su padre con una mirada que a ella le dan ganas de abrazarlo. ¿Les comentamos a las nenas? Lo mismo me preguntó tu hermana. A ella le da rabia. Se repone y averigua ¿y qué le contestaste? Que lo iba a pensar. Pensémoslo juntos, entonces. Ambos callan. Yo creo que habría que avisarles decide ella. De acuerdo asiente su padre ¿vos o yo? O Agustina agrega ella, todavía picándole el fastidio. Luego de un rato su padre propone a los mejor podríamos comentárselo los tres. Me parece bien, ¿hoy en la cena? El padre levanta su jarro. Ella lo choca.

Agustina sale del baño y se topa con Matilde. Percibe el desconcierto de su hermana, Claro, recién son las seis piensa ella. Estuve hablando con papá dice Matilde esta noche nos reuniremos los tres para contarles a las nenas del cementerio y que ellas decidan. Ahora es ella la desconcertada. Yo empecé con esto piensa y ella me lo robó. Y después se siente mal consigo mismo. Soy una egoísta se califica entonces dice qué suerte que vas, Mati.


Matilde y Agus charlan en el pasillo dijeron algo del cementerio y también dijeron de nosotras no sé qué pasa pero tengo miedo le voy a contar a Lore.


Sofi me cuenta lo que escuchó no le digo nada pero a mí los cementerios me dan mucho miedo casi como el infierno.


Marcelo llega a su oficina. La secretaria lo espera con un listado infernal de cosas pendientes. Él está embotado. Casi no durmió. Le pide un café bien fuerte y se dispone a la tarea. Le vendrá bien no pensar. No pensar en Diana. Está enfrascado en un blanqueo de capitales cuando recuerda el almuerzo. Sonríe al pensar en Feldman.


En el segundo recreo Agustina está charlando con Valeria. Gonzalo se acerca. Su amiga busca un pretexto y se va. La voy a matar piensa ella. Gonzalo la consulta por un ejercicio de matemática. Ella, aliviada, se lo está explicando cuándo él le pregunta ¿querés que mañana comamos algo en Mac? Es muy chico para animarse tanto piensa ella capaz que le gusto en serio. Descubre que sí, que tiene ganas de almorzar con él pero solo contesta no puedo. Mejor decime de una vez que no querés saber nada conmigo dice él y parece enojado. Ella no quiere contarle porque teme ponerse a llorar y además a él que le importa pero tampoco quiere que él no la merodee más entones se decide y larga de un tirón mañana hace un mes que se murió mi mamá y vamos a ir al cementerio. Perdoname le pide él soy una bestia. Y como suena el timbre solo agrega ¿queda para otro día? Dale promete ella. Por suerte no lloré piensa y traga para aflojar el nudo.


Estoy en el recreo y Sofi me viene a ver no me dice nada pero sé que ella también está pensando en el cementerio.


El celular de Matilde vibra en su bolsillo. Estoy en el buffet informa Mariano. Ella descubre que precisa un abrazo. De quién sea trata de restarle importancia. Se dirige al bar. Porque tengo sed intenta convencerse.



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