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Jueves
Matilde se
despereza. Junta fuerzas y se levanta. Debajo de la puerta encuentra un papel
con un corazoncito. Yo también voy.¿Qué
le pasará por la cabeza? piensa. Se acerca al cuarto de Lorena pero aún duerme. O se hace.Se mete en el baño.
Estoy
contenta porque vamos a visitar a mamá seguro que se siente muy sola como yo
cuando Lorena se enferma.
Marcelo entra a
la cocina. Las chicas ya están desayunando. Buenos
días saluda. ¿Cómo hacemos hoy?
pregunta Matilde. Hace horas que le está dando vueltas al tema. Trataré de desocuparme a las doce, ¿a qué
hora salen ustedes? A la una. Las paso a buscar por la escuela, entonces. ¿Y
Sofía? pregunta Agustina. Lorena también
va informa Matilde lo mejor será que
falten al cole, porque también hay que recoger a Fede y a Ramona. De acuerdo,
las busco a ustedes y venimos para acá comunica él y por suerte se acuerda ¿les molesta que también venga Fernando?
Las chicas se miran. Para nada dice
Matilde. Así te acompaña agrega
Agustina. Él descubre que sí, que necesita que su amigo lo acompañe. Watson.
Ramo
no me vino a despertar a lo mejor ya se fueron todos y me quedé sola y el
diablo va a aprovechar para llevarme al infierno.
Ramo
me dice que no vamos al colegio y que después papá nos va a pasar a buscar y me
pregunta si quiero el desayuno en la cama y le digo que sí porque hasta me dio
hambre.
Marcelo está de
frente al pizarrón. La mente de pronto en blanco. Solo unos instantes. Flujo de capitales escribe y dibuja
cinco flechas. Como los cinco dedos de una mano. ¿Qué estoy haciendo aquí? Hoy hace un mes que murió su mujer, va a
ir al cementerio con sus hijos, sin embargo está ahí. Como si nada lo
alcanzara. Completa el esquema en proceso, comunica que hoy terminará más
temprano, desalienta con un gesto la fila de estudiantes que amaga formarse,
junta sus cosas y sale. Cerca de la puerta su mirada se cruza con la de
Feldman. La chica levanta las cejas. Él esboza una sonrisa y continúa su
camino.
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