sábado, 6 de mayo de 2017

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Matilde golpea. Como no obtiene respuesta abre la puerta. Lorena está tapada con el acolchado. La llama pero no responde. Vamos, gorda, ya sé que no estás dormida. Lorena se descubre. ¿Qué te pasa? pregunta ella.  La nena sacude la cabeza entre lágrimas. Dale, contame pide mientras le acaricia el cabello. No puedo. ¿Por qué no podés? Porque si te cuento no me vas a querés más. Matilde también tiene ganas de llorar. Inspira hondo. No puedo dejar de quererte porque sos mi hermana. El llanto de Lorena arrecia. Matilde se debate, ¿qué debe hacer? Escuchame, Lore, a mí no me interesa quién es tu papá, yo te quiero porque te conozco desde que estás en la panza, porque te vi crecer, porque me hacés reír ahora son de ella las lágrimas porque me hacés llorar; pase lo que pase siempre serás mi hermana; te prometo que yo nunca jamás te voy a abandonar. Lorena se incorpora de un salto y se echa en sus brazos. Ella la aprieta fuerte e, instintivamente, la mece. Hacia adelante, hacia atrás.


Agustina, tras la puerta, escucha llantos pero no logra discernir palabra. Sofía también se acerca. Ella le pone una mano sobre el hombro y la atrae hacia sí. La nena propone ¿me jugás a las figus? Ella, qué otro remedio, dice que claro, que sí.


Marcelo, mientras maneja, recuerda sus elucubraciones. Encontrarse con Alberto sería un delirio. Quizá debiera hablarlo con Fernando. Un delirio total.


La gorda por suerte quiso bañarse conmigo no me animo a preguntarle por qué lloraba si no capaz llora de nuevo y a mí no me gusta para nada verla llorar.


Agustina baña a Federico. El nene le reclama atención pero ella hoy no puede jugar. No existo para Matilde piensa. ¿Cuál es su lugar en esa familia?, ¿tan grande como para hacerse cargo de su hermano pero tan chica que no merece una explicación? Está enojada. Muy enojada. ¡Ay! grita el nene, restregándose los ojos llenos de champú.


Marcelo come, enfrascado en el pollo. Ausente de la charla entre sus hijos.  Hoy no se puede involucrar. No se quiere involucrar. Fernando lo sacará arando. Un delirio total.


Matilde está agotada. Ve el mensaje de Mariano pero ni fuerzas para contestar. Apaga la luz.


La extraño mucho a mi mamá desde que ella se murió soy invisible porque en esta casa hay demasiados problemas para que me puedan mirar a veces las chicas tratan pero yo me doy cuenta de que ellas tampoco pueden más.


Agustina se revuelve en la cama. De mañana no pasa. Matilde la tendrá que escuchar.


Matilde me prometió que me iba a defender yo también la voy a cuidar toda la vida y me voy a portar rebien para no darle trabajo sino capaz que se arrepiente.



Marcelo no logra dormirse. Una inquietud incisiva. Espera recuperar la sensatez por la mañana. Además, no sabe cómo conectarse con él. Sí, un delirio total.

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