lunes, 8 de mayo de 2017

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28 Martes

Matilde se cruza con su padre en el pasillo. Bajan juntos la escalera. Antes de entrar a la cocina ella le dice tenemos que hablar. Cuando quieras responde su padre hoy tengo un día liviano. Ella recuerda a Agustina. Una mosca. ¿Cómo deshacerse de ella ? Veo como hago y te aviso alcanza a decir mientras escucha los pasos de su hermana en la escalera.


Marcelo le pide a Ramona una segunda taza de café. Matilde ya le complicó el día. Adiós su charla con Fernando. ¿Nunca volveré a tener un día en paz? Ya no aspira a la felicidad, ni siquiera a la alegría. Solo pretende paz. Una mísera alícuota de paz.


Matilde ni la saludó. Le pasa algo conmigo concluye Agustina. Le podría decir de almorzar a la salida de la escuela pero le parece que arreglaron para reunirse en lo de Valeria por el trabajo práctico de historia. Ya no está enojada. Esta triste, preocupada. Angustiada.


Me levanto corriendo para saludarla a Matilde pero no tengo suerte porque ya se fue.


Marcelo está sentado ante su escritorio cuando suena el celular. Seguro que es Matilde piensa. Atiende sin mirar. Buenos días, profe lo sorprende Feldman. La chica le dice que quedaron un par de puntos de la nota por ajustar y le pregunta cuándo pueden encontrarse. Él está por proponerle almorzar cuando recuerda a su hija. Arreglo algunos asuntos y te llamo dice.


Lorena está rara y casi no me habla a lo mejor le hice algo y no me di cuenta voy a ver si le consigo la figu que le falta para llenar la página cuatro.


¿Querés que almorcemos? lee Matilde. ¿Su padre proponiéndole un encuentro? Sonríe sola. Pero luego recuerda que fue ella quien lo solicitó y la sonrisa se esfuma. No sabe qué hacer, cómo justificarse frente a Agustina. En el recreo simula un encuentro casual y la tantea. Se reúnen en lo de Vale a estudiar, ¿te parece que vaya? parece su hermana pedirle permiso. Ella, obvio, la alienta. Dale le contesta luego a su padre ¿cómo hacemos?


Marcelo escribe ¿podrás alrededor de las cuatro? No, tengo un parcial contesta Feldman ¿lo dejamos para mañana? Él se siente absurdamente desilusionado. Como siempre, Matilde le complica la vida.


Agustina busca a Matilde a la salida del colegio para pedirle dinero: tienen que comprar unos mapas. Sin embargo no la encuentra. ¿Cómo pudo irse tan rápido? Se escapó piensa. Porque hace días que su hermana la evita. Valeria le hace señas. Va hacia ella corriendo. Pero ya se le fue el entusiasmo por el programa.  Me da rabia Matilde reconoce con sorpresa.


Matilde desde el auto, descubre a Agustina en la esquina. Qué pesada. La ve luego caminar hacia su amiga. Zafé piensa. Por suerte tenía para el taxi. Siempre lleva dinero. Sus amigas se sorprenden. Está acostumbrada desde chica. Era habitual que su madre le pidiera que comprara algo al regreso del colegio. ¿Desde cuándo?, ¿diez, doce años? Recién cuando Sofía empezó el primario, comenzó a retirarlas el micro. Antes ella viajaba sola en colectivo. Sola no, con Agustina. El taxi se detiene. Ella paga. Desciende. Para su sorpresa el padre está abajo, esperándola. Se acerca en cuanto la ve. La besa. Caminan juntos. Él la toma del hombro.


No sé qué me pasa no quiero estar en la escuela no quiero estar con Sofía no quiero que nadie me vea solo quiero estar con Matilde y que me abrace.



Marcelo camina por Corrientes con su hija. ¿Qué querés comer? le pregunta. Cualquier cosa contesta ella. Entran en El palacio de la papa frita. Él sonríe viendo la cara con que  Matilde recibe su inmenso plato. Pero él sabe que el bienestar no puede durar demasiado. A Matilde le lleva tres bocados arrancar. Hablé con Lorena. A él se le atraganta una papa frita. Tose, toma agua. Su hija sonríe, burlona. No es para tanto dice. Contame pide él cuando logra reponerse. La vi tan desesperada que le dije que ya lo sabía y que yo nunca la iba a abandonar, me parece que se quedó un poco más tranquila, pobre, debe ser terrible para ella, seguro que tiene miedo de que cuando los demás se enteren la dejen de lado; tenemos que pensar muy bien cómo vamos a manejar la situación, a lo mejor nos conviene consultarlo con Bianchi. A él lo conmueve escucharla. ¿Cuánto hizo para que su hija sea así? Muy poco además de los genes y del sostén económico. ¿Fue Diana quien generó a esta muchachita que vale oro? Ya lo duda. Matilde es silvestre piensa. Tiene un impulso. Le toma ambas manos mientras dice  te felicito. Los ojos de su hija son puro desconcierto. ¿Por qué? Por ser como sos.

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