lunes, 19 de diciembre de 2016

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8  Miércoles

Al encontrar vacía la cama de Sofía, Marcelo se dirige al cuarto de Lorena. Allí descubre a las dos nenas. Levanta las cortinas. Arriba, dormilonas. Como no observa reacción las observa con más detenimiento. Los párpados apretados, la cara fruncida. Cabecea, sonriendo, y opta por las cosquillas. Risas y más risas.


Papá vino a mi cuarto a despertarme yo lo escucho pero me hago la dormida porque quiero que me toque la cabeza como ayer pero resulta muchísimo mejor porque me hace cosquillas mejor me quedo siempre en mi cama.


¡Papá, apurate que se hace tarde! le advierte Matilde desde la cocina. En la escalera se cruza con Ramona. Le dejé el café servido, voy a levantar a las nenas. Ya las desperté informa. La mujer lo mira, arqueando las cejas y deshace su camino. Él comienza a bajar, extrañamente satisfecho, cuando un grito se le clava, como un estilete.  ¡Mamá! Corre. En su cuna Federico solloza. ¡Mamá! Él lo alza. El nene esconde la carita en su cuello. Él le acaricia el cabello, en silencio. ¿Qué decirle?


Cuando escucha el llanto de su hermano, Agustina  cruza ambos brazos sobre el pecho. Yo me quedo informa. ¿Estás loca? la reta Matilde ¿y el trabajo de los griegos? Te lo doy y se lo entregás a Vale. ¡Basta, Agus! grita Matilde mamá se murió y Fede se tendrá que acostumbrar.  A ella le brota de la panza angustia y bronca. Quiere pero no puede contener los sollozos. ¡Vos también te tendrás que acostumbrar! insiste su hermana. Ramona se acerca y la abraza. No seas tan dura, muchachita le advierte a Matilde. Cuando se desprende de los brazos de Ramona, Agustina descubre a su hermana, sentada a la mesa, la cabeza entre las manos. Ella quisiera acercarse pero teme ser rechazada. Se lava la cara en la pileta y agarra la mochila. Espero afuera informa.


En la esquina, Matilde se despide de sus compañeras y se queda esperando a Agustina. Qué raro que no viene, capaz se fue sin avisarme. A medida que transcurren los minutos disminuye el caudal de los alumnos. Se va aplacando el alboroto. Debería llamarla piensa pero no lo hace. Seguro que se enojó y tiene razón, soy una bruta. Y ella conoce bien a su hermana: así como es de tranquila, cuando se enoja con alguien se enoja para siempre. Controla de nuevo el celular: ningún mensaje. Ya no puede seguir esperando: Ramona se va a preocupar. Recién entonces empieza a preocuparse ella ¿le habrá pasado algo? La vio de lejos en el último recreo. Haciendo un esfuerzo le envía un whats app. Espera un rato. Nada de nada. ¿Si le pregunta a Valeria? No, seguro que Agus le contó. Le empieza a doler el estómago. ¿Qué si Agustina no la perdona? Está paralizada. No puede irse ni seguir quedándose. Se siente mal. Se arrima a la pared. Cierra los ojos. Impensable perder a su hermana. Lo único que me falta. Y, además, se lo merece. Pobre Agus. Siempre tan buena, tan dócil. Por eso mamá la prefería piensa y la inunda un tristeza infinita. Abre los ojos. Su hermana se acerca corriendo. Fui a sacar fotocopias del trabajo y me quedé sin batería.  Matilde se acerca y la abraza.


Agustina se desprende del abrazo de Matilde y la observa. No entiende nada. Su desconcierto se torna infinito cuando su hermana le pide perdoname.


No bien terminan de comer Matilde sube a su cuarto y cierra la puerta. Se sienta como indio sobre la cama, celular en mano. Bianchi busca en contactos. El corazón le galopa. Por suerte atiende la secretaria. Toma el primer turno que le proponen. Se da cuenta de que acaba de iniciarse un ciclo: desde ahora será ella la encargada de la salud familiar. La responsabilidad la abruma. Tengo quince años piensa. Y por primera lo enuncia considerándolos pocos. Papá busca ahora.


Suena el celular de Marcelo. Whats app de Matilde. Conseguí turno mañana 18h, ¿podrás? Se le altera el pulso. Es ejecutiva la mocosa es su primer pensamiento. Tengo reunión a las 17,30 es el segundo. De acuerdo teclea. Está por llamar a Izcovich para cancelar la cita cuando le entra otro mensaje. ¿Querés que te acompañe? Por supuesto contesta. De alguna absurda manera se siente aliviado. Amparado define.



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