26 Domingo
Marcelo
se despierta sobresaltado. El sol entra a raudales por la ventana. Me quedé dormido piensa incorporándose
como resorte. Luego recuerda que es domingo y se recuesta de nuevo. Las nueve y
media. Durmió de un tirón. Media hora después, vestido y afeitado, recorre el
pasillo. Silencio absoluto. Sin embargo, la única disposición que persiste es
la de las chiquitas. Federico duerme con Agustina, la pieza de Matilde cerrada.
Baja. Saca los diarios de debajo de la puerta. Duda unos segundos. Luego los
deja sobre la mesita, se pone la campera y sale.
Papá me agarra de un brazo y me quiere
sacar de la cama yo me agarro de los barrotes pero él sigue tirando entonces
grito.
Agustina
escucha un alarido. ¿Lorena? Desprende los bracitos de Federico y sale
corriendo. Sí, es Lorena que grita dormida. Sofía, sentada a los pies de la
cama, la mira, aterrorizada. Ella agarra a Lorena de ambos hombros, la sacude
suavemente. Lore, despertate, vamos,
despertate. La nena abre los ojos como platos. ¡Ah!, ¡sos vos! ¿Quién creíste que era? Lorena baja la mirada. No sé dice. Gritaba "papá" todo el tiempo informa Sofía. Algo está pasando en esta casa piensa
ella. ¿Querés contarme lo que soñaste?
propone ella. No me acuerdo. Ahora es
Federico el que grita llamándola. Tener tantos hermanos sí que es una
pesadilla. ¡Ya voy, Fede! exclama y
se levanta.
A lo mejor yo tenía razón y es cierto
que papá le pega a Lorena.
Matilde
también escucha los gritos. Pero cuando llega Lorena ya se tranquilizó. Estuvo Agus informa Sofía. Arriba, chicas, a desayunar. Pasa por el
cuarto de Federico: su hermana está cambiando al nene. Termino y vamos le informa. La habitación de su padre, vacía.
Aprovecha y le hace la cama. Baja. Levanta las cortinas de la cocina. El sol la
obliga a cerrar los ojos. Pone agua en la cafetera. Primero dos cucharadas.
Pero luego agrega otra. Quizá papá
regrese, no dejó ni una nota. No tiene ganas de hacer tostadas. Que coman galletitas. Se abre la
puerta de calle. Aparece su padre y deja un paquete sobre la mesa.
Papi trajo solo dos churros con dulce de
leche a mí me encantan pero mejor que los coman sus verdaderas hijas.
Le quise contar a papá del libro que ya
casi me lo termino pero no me quiso escuchar claro a nadie le importa lo que yo
digo.
Agustina
observa a Lorena, observa a su papá. Su hermanita no está bien. Comió solo una
medialuna con lo que le gustan a ella los churros. Su papá esta de mal humor,
ni la escuchó a Sofía. La nena se quedó mortificada. ¿La única que se da cuenta de las cosas en esta casa soy yo?
Federico sí que come a manos llenas. Basta,
Fede le ordena después te duele la
panza. ¿Gonzalo estará durmiendo? Qué
me importa, igual no me va a llamar más. ¿Quieren que vayamos al cine? La
voz de su padre la aparta de sus pensamientos. ¡Sí! gritan las nenas. Lorena
revivió piensa ella. ¡La vida secreta
de las mascotas! propone Sofía me
dijeron mis amigas que está buenísima. Ella quería verla ayer pero no se
animó a decirle a Gonzalo. Ella también
tiene ganas de ir. Le hace falta despejarse un poco.
Seguro que papá inventó lo de la
película para mejorarla a Lorena pero igual estoy contenta porque me moría de
ganas de verla.
Matilde
reflexiona. ¿Qué corresponde que haga? Le prometió a Mariano verlo. Pero le da
culpa salirse del programa familiar. Demasiado para Agustina los tres
chiquitos. Le dirá que otra vez no puede. Se pasa la lengua por los labios y
siente algo extraño. Quizá pueda verlo más tarde. O un ratito ahora. Le
escribe. Mariano le ofrece encontrarse en Cabildo en media hora. Ella sonríe
sola. Tiene ganas de salir con sus hermanos. Y con papá reconoce.
Papá dijo de ir al cine yo tenía miedo
de que solo invitara sus hijos pero además seguro que no se anima a dejarme
sola así que casi seguro que a mí también me lleva menos mal porque estoy
cansada de tanto dormir.
Agustina
observa por la ventana a Matilde que camina apurada hacia la esquina. Su
hermana tiene suerte. Mariano le entiende todo. ¿Le habrá avisado a papá que salía? Ojalá que no le pregunte nada,
a ver si todavía mete la pata. Porque yo
no sé mentir. Escucha las risas de sus hermanos. Me gustaría ser chiquita piensa. Volver el tiempo atrás. Estar de
nuevo con su mamá. Sacude la cabeza. Se pone las zapatillas y baja. Matilde le
encargó que fuera adelantando la comida.
Marcelo
escucha a los chicos reír. Se acerca. Solo Federico y Sofía. Se asoma al cuarto
de Lorena. La encuentra ante el placar abierto. ¿Qué estás haciendo? le pregunta. La nena se sobresalta, ojitos asustados,
hombros elevados. Nada contesta. ¿Por qué no vas a jugar con tus hermanos? propone
porque no se le ocurre qué decirle. Lorena, descalza, sale corriendo. Lo roza
al salir. ¡Perdón! pide.
Estaba mirando qué ponerme para ir al
cine esta tarde y entró papá y me retó capaz
que no me lleva eso que yo ya había hecho la cama.
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