miércoles, 12 de abril de 2017

63

Marcelo revisa su celular. El mensaje ya tiene media hora. Perdoname le pide a Feldman. Hola lo atiende Matilde. ¿Llegó Bianchi? Todavía no. ¿Cómo sigue Lorena? Maso, vomita a cada rato. ¿Precisás que vaya? Por ahora no, cualquier cosa te aviso. Fijate en el cajón de mi mesa de luz, en el fondo, en una cajita hay dinero. Corta. Una de mis hijas está enferma le explica a Feldman. ¿Cuántos hijos tiene? Cinco; solo el último es varón. Marcelo comienza a sentirse inquieto. ¿Está bien que Matilde se haga responsable? Recuerda los comentarios de Bianchi al respecto. Me retará piensa. ¿Vamos yendo? propone. Feldman se incorpora.


Matilde escucha el timbre. Se mete una papa frita en la boca y corre a atender. Abre la puerta. Bianchi le sonríe. Lorena ya no depende de mí piensa tremendamente aliviada. Mientras suben lo pone al tanto de lo sucedido. Cuando llegan, ella se adelanta. Lorena, mirá quién vino a verte. El terror regresa a la cara de su hermana. Gorda, ¿qué te pasa? le pregunta en voz baja. No quiero responde la nena al tiempo que el médico ingresa a la habitación. La nena se esconde debajo de las sábanas. Lorena, ¡no te hagas la tonta! pierde ella la paciencia. Bianchi le hace un gesto. No sabía que se trataba de un fantasma dice son mis pacientes favoritos, siempre me cuentan cosas interesantes y además casi nunca están muy enfermos porque son muy fuertes. Matilde sonríe. Bianchi es lo más. ¿Me haría el favor la fantasmita de sacar un brazo? Una manito se asoma. El hombre se acerca y le toma el pulso. Como me imaginé este fantasma está sanísimo. Poco a poco la sábana va bajando hasta que aparecen dos ojos asustados. Los fantasmas tienen muchas cosquillas dice Bianchi  al tiempo que busca el cuello de Lorena. La nena ríe. ¿Me quiere contar lo que le está pasando, señorita fantasma? Matilde siente la mirada de su hermana. ¿Querés que me vaya? pregunta. La nena asiente con la cabeza. Quién entiende a esta pendeja piensa ella, fastidiada, mientras sale.


Yo no le quería contar al Doc no le quería contar a nadie pero no me aguanté y le cuento y le pido que le diga a mi papi que no me tire porque no soy su hija pero igual lo quiero y además ahora me va bien en el cole y si no me tira me voy a portar mejor y no voy a comer tanto  me voy a hacer la cama los domingos y el Doc me dice que no me preocupe pero seguro que me lo dice de bueno y me toca la panza con sus manos grandes que están tan frías que me dan risa casi seguro que el Doc me va a ayudar le voy a pedir a Ramo que me prepare un té y por ahí capaz que hasta me como una galletita de agua.


En cuanto llegan al Congreso se separan. Agustina se incorpora a su grupo de amigas. ¿Viniste con Gonzalo? le pregunta Valeria. Nos encontramos en la parada responde ella. La chica ladea la cabeza. Demasiada casualidad, para mí que él te estaba esperando. Por suerte la profesora las convoca. ¿Por qué le mentí a mi mejor amiga? piensa ella e ingresa a la cámara de diputados.


No me gusta estar en la escuela sin Lorena porque aunque la vea solo en los recreos si me pasa algo y necesito verla sé dónde la puedo encontrar ojalá que lo de la panza sea porque comió mucho pero esta mañana estaba muy mal mucho peor que la otra vez me parece que nunca en la vida estuvo tan mal ojalá que no sea grave pero si es grave seguro que el Doc la salva.


Marcelo acompaña a Feldman hasta la parada del colectivo y luego comienza a caminar hacia su oficina. Hasta que recuerda la cita con el ingeniero. Mira el reloj. Segundos después detiene un taxi. Decile que me espere teclea a su secretaria estoy yendo. Después escribe ¿llegó Bianchi? pero no obtiene respuesta. Las malas noticias viajan pronto piensa para tranquilizarse.


¿Qué tiene mi hermana, Doc? pregunta Matilde. Orgánicamente no le encuentro nada. ¿Entonces? Lorena está muy angustiada. ¿Por qué?, ¿porque se murió mamá? También por eso, por supuesto, pero, ¿sabés una cosa? Bianchi le acaricia la cabeza no sos vos la que se tiene que hacer cargo, prefiero hablar con tu papá. ¿Querés que lo llame? No te preocupes, yo después me comunico. ¿Y qué hago con la nena? Bianchi, ahora, le roza la mejilla. Cómo creciste Matilde, demasiado para mi gusto comenta con una sonrisa creo que Lorena no tiene nada, que coma liviano por las dudas, pero ninguna indicación más. Ella lo acompaña hasta la puerta. ¡Ah!, Doc, me olvidaba, ¿cuánto te debo? Después lo arreglo con tu papá. Pero él me dejó la plata. ¡Qué hueso duro de roer! No te entiendo. Vos tranquila, yo me arreglo con tu papá. El hombre la besa y ella, en un impulso, lo abraza. Bianchi la aprieta fuerte.


Por suerte la gorda está mejor porque el Doc es mágico y Ramo me preparó bizcochuelo y como dos pedazos porque hoy en la escuela no comí nada eso que había milanesas.


Matilde lee el mensaje. Contesta con fastidio Bianchi dijo que quiere hablar con vos. Instante después ¿Tiene algo serio? El fastidio troca a rabia ¿por qué no le preguntás a él? Está por agregarle es tu hija no la mía cuando se arrepiente. Su rabia muta, ahora, a una profunda lástima. Pobre papá piensa. ¡Mati, vení! grita Sofía quiero mostrarte la prueba. Entra a la cocina impregnada de aroma a limón. ¡Hoa, Mati! la recibe Federico. Ella le pellizca un cachete. ¡Ay! protesta el nene riendo. Mientras mira el cuaderno de Sofía escribe ¿a qué hora venís?, ¿necesitás que te vaya a buscar? Instantes después recibe no, gracias, viajo con Gonzalo. Ella sonríe a solas. Portate bien teclea. No me jodas contesta su hermana pero agrega al final una carita feliz. ¿Qué hacés? le escribe a Mariano. No quiere que se enoje. La llamó cuando estaba con Bianchi y todavía no le contestó. Sofía protesta ¡mirá el cuaderno! Lorena grita desde arriba ¿puedo bajar? ¡Hoa, Lore! grita Fede a su vez.  ¿Querés más café? le pregunta Ramona. Matilde se siente tremendamente viva.


¿Está el doctor Bianchi? pregunta Marcelo. Segundos después la secretaria le informa dice el doctor si puede pasar, estará en el consultorio hasta las diecinueve. Marcelo mira el reloj. Suspenderá la reunión. De acuerdo, avísele que estaré por allí alrededor de las seis. Marcelo corta más preocupado de lo que discó. Voy a ver a Bianchi le escribe a Matilde. Le da instrucciones a su secretaria que lo mira muy enojada y sale. ¿Qué tendrá la nena?


Agustina camina con Gonzalo rumbo a su casa. Hablan de la visita realizada. Me encantaría ser político dice él en mi familia todos son radicales, mi abuelo fue diputado. ¿Qué son en mi familia? piensa Agustina. Ni la menor idea. De eso no se habla. ¿De qué se habla?, ¿de qué hablaban mamá y papá?, con nosotras, de nada. Se siente tonta. Avergonzada. Ojalá que Gonzalo no le pregunte nada. Ya están en la esquina de su casa. ¿Te puedo hacer una pregunta? interrumpe el chico sus pensamientos. Ella quisiera desaparecer. Otro día dice y cruza corriendo.


¿Lorena tiene algo grave? pregunta Marcelo en cuanto se sienta. Depende de cómo lo consideremos contesta Bianchi. Él siente un nudo del estómago. Últimamente todo sale mal. No quiere escuchar por eso permanece en silencio. No le encontré nada físico. El alivio de Marcelo es instantáneo. Dura poco porque el médico continúa pero esa criatura está profundamente angustiada. Él sabe que Bianchi lo va a retar, siempre lo reta. Ayer te escuchó hablando por teléfono. Él recuerda la conversación con Fernando. Cierra los ojos. Lorena está desesperada porque piensa que vos la vas a echar, que va a perder su casa, sus hermanos; intenté tranquilizarla, no sé si lo logré. Él siente en el cuerpo el miedo de la nena. Pobrecita piensa. ¿Le contaste a Matilde? No, me preguntó, por supuesto, pero le dije que no era su responsabilidad, es una chiquilina, demasiadas cargas sobre su espalda. Ya sabía él que no se libraría de los golpes.


Matilde recibe el mensaje. Papá ya se ocupó piensa, extrañada. Bianchi tocó a Lorena con una varita mágica: ya tiene mejor aspecto. Mira el reloj. Hace más de dos horas que no vomita evalúa. ¿Qué habrá detectado Bianchi que no quiso compartirlo con ella? Mezcla de irritación y alivio. Me dejó de lado dictamina parece que el Doc es el único en esta casa que considera que no soy lo suficientemente grande.

No hay comentarios:

Publicar un comentario