17 Viernes
Luego de
despertar a las nenas Marcelo baja. En la cocina encuentra a las dos mayores. Papá, Ramona precisa dinero para las compras
comunica Matilde a lo mejor conviene que
le hagas una extensión de la tarjeta, porque nos estamos perdiendo todos los
descuentos, me parece que a mí recién podés cuando cumpla dieciséis, vos debés
saber. Sí, es él el que debería haber pensado en el asunto. Esta chica lo único que quiere es hacerme
pasar por estúpido. Para afirmarse dice depende
del banco, algunos lo permiten desde los catorce años. Como la chica se
queda mirándolo fijo él necesita agregar lo
voy a pensar. ¿Más café, señor? Ramona, por suerte, rompe el silencio.
Matilde es increíble piensa
Agustina. Ahora se le ocurrió lo de la tarjeta. La tranquiliza saber que para
todo, siempre, está. Superhermana tengo.
Me apuré en bajar pero ya se habían ido
casi le pido a Ramo que me diga lauchita.
Matilde
se acoda sobre el banco. La mañana se le hace eterna. Un esfuerzo seguir la
clase, aunque Biología le encanta. ¿Eso les pasará a sus compañeros que les va
mal? Le gustaría preguntarle a la profesora por lo de la ovulación pero no
tiene nada que ver con lo que están viendo. Cuando levanta la mirada se topa
con los ojos de Mariano clavados sobre ella. Él le sonríe. Ella se turba.
Marcelo
concluye la clase antes de lo calculado. ¿Aceleró o se olvidó algún tema? Los
alumnos lo miran expectantes. Los que
quieran pueden retirarse, aprovechen estos diez minutos para despejar dudas. El
bullicio es repentino. El grueso de los estudiantes se va retirando. Él se
sienta frente a su escritorio. No le sorprende ver que Feldman se queda en la
clase. Una decena de alumnos va presentando diferentes dudas. Cuando se aquieta
el flujo se acerca Feldman. No me quedó
claro el concepto de tasa marginal de sustitución dice. Él le explica con
entusiasmo. En un momento se para y comienza a escribir fórmulas en el
pizarrón. Se acerca el muchacho del bar. ¿Te
espero, Flor? propone. Anda yendo al
bar, te veo allí indica ella. Él continúa su tarea. ¿Te quedó claro? pregunta cuando termina de desarrollar el tema. Espectacular, profe, muchísimas gracias. Él
recoge las cosas. ¿Va al bar? le
pregunta ella. Él evalúa rápidamente la situación y contesta no, hoy no, apurate que te están esperando.
¡Por mí! exclama ella sonriendo mientras se cuelga el morral. Él la observa salir. Podría ser mi hija piensa.
Agustina mira a su hermana todavía sentada ¡Mati, la parada! exclama. Matilde,
varios asientos más adelante, se incorpora de un salto. Hoy está fatal. Parece una momia piensa ¿qué le pasará? Mientras bajan se
corrige, Matilde considera que yo soy una
momia, como si no existiera. Caminan a la par. No se anima a preguntarle
nada porque no quiere ser maltratada. También quisiera contarle lo que le pasó
con Valeria. Pero las palabras se le atrancan en la garganta. Llegan antes de
que logre destrabarlas.
Ya está la comida anuncia
Ramona ni bien entran. Matilde se dirige al baño. Antes de llegar la intercepta
Federico, las manitos en alto. ¿Me avás? Cuando
lo levanta frente a la canilla lo siente muy pesado. ¿Cuánto hace que no lo
alza? Agustina no me deja oportunidad
piensa. Antes de devolverlo al piso le resopla en el cuello. Las carcajadas del
nene. ¡Más! exige. Ella repite el
juego y luego lo aprieta con fuerza. Es tan tiernito. ¡Vengan que se enfría! ordena Ramona. Matilde entra a la cocina
con Fede aún en brazos. Panqueques de espinaca. A mamá le encantaban recuerda.
La maestra nos hizo copiar una nota en
el cuaderno de comunicaciones que dice que nos vamos de excursión a Temaiken y que necesita familiares para que nos
acompañen mi mamá se murió aunque igual no hubiera ido papá nunca vino al cole me
queda Matilde pero ella también va a la escuela.
Marcelo
camina un par de cuadras. No quiere toparse con alumnos. Con Feldman piensa. Opta por un restaurante. Los precios le
garantizan la ausencia de jóvenes. A
Diana le gustaría evalúa. Le hubiera
gustado se corrige. Diana. Siempre se inmiscuye. No quiere pensar en ella.
En su traición. Por primera vez se pregunta cómo habría reaccionado él si se
hubiera enterado del engaño antes. Antes de su muerte necesita decirse. ¿La habría enfrentado?,
¿habría prescindido de ella en aras del honor?, ¿habría enfrentado la burla
generalizada? Menos mal que se murió
se encuentra pensando y cuando se da cuenta es tarde, ya lo pensó. Se va a
volver loco. Necesita hablarlo con alguien. ¿Fernando?, ¿un psicólogo? Alberto era psicólogo recuerda. ¿Un
psicólogo? Nunca fue a un psicólogo. Lo último que le falta. Cabecea y se
enfrasca en el menú.
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