Matilde necesita
unos minutos para recuperarse. No me
gusta tener este papá piensa. Su certeza es absoluta: mis hermanos dependen de mí. Baja la escalera tan despacio como
puede. Encuentra a Bianchi de gran charla con las tres chicas, Federico sentado
en la falda. Al verla entrar las nenas callan. Toy con doc informa Fede. Bianchi deposita al nene en el piso.
Matilde siente que el papel le quema en las manos. Quizá el hombre lo percibe
porque indica ahora déjenme un ratito
solo con Matilde. Los cuatro salen de mala gana. Veni, sentate propone él. Ella obedece y le tiende los estudios. Él
los mira. El hepatograma está perfecto
como imaginaba y le sobran glóbulos rojos. Ella siente que transpira aunque
no tiene calor. Luego de unos segundos de silencio Bianchi pregunta ¿vos viste los resultados? Ella asiente
con la cabeza. ¿Todos? Ella quisiera evaporarse pero no tiene más
remedio que volver a asentir. ¿Querés
hablar conmigo del tema? propone él. A ella le da vergüenza decir que no
por eso calla. No quiere hablarlo con él ni con nadie. No logra desprenderse
del engaño de su padre. Bianchi se incorpora. Me esperan otros niñitos dice. ¿Qué
hago con mi hermana? pregunta ella, alarmada. Nada, ya se le pasara, que coma solo lo que quiera. ¡Si es por ella
revienta! No Bianchi es enfático confío
en que comenzará a modificar su vínculo con la comida. Matilde lo mira:
Bianchi le da paz. Desde chiquita. Gracias,
Doc dice gracias por todo. Él le
acaricia el cabello.
Agustina espera
que Matilde despida a Bianchi y la intercepta. ¿Qué te dijo? pregunta. Que
Lore no tiene nada. Agustina odia que su hermana la tome por tarada. ¿Cómo que no tiene nada?, ¿por qué le
sacaron sangre? pregunta. Ya tenés
bastante con Fede dice Matilde e intenta alejarse pero ella la agarra de la
camisa. Mati, por favor pide. ¡¡Dejame en paz!! grita su hermana antes
de salir corriendo.
Otra vez las chicas se pelearon por mi culpa yo no
sé qué está pasando.
Me tengo que ir de acá piensa Matilde.
La va a llamar a Rocío. O a Martina. No
quiero verlo a papá, no sé cómo le da la cara. Percibe que la opinión que
tiene sobre su padre desciende minuto a minuto. Con razón que mamá lo engañó piensa y como por arte de magia la
bronca pasa de uno a otra. Pobre papá.
Agustina propone ¿quién
quiere ir a la plaza? Sus tres
hermanos gritan, alborozados. Necesita salir de la casa. Matilde se fue sin
siquiera saludarla. Ramo, no venimos a merendar
informa ella mientras busca galletitas y un cartón de jugo de la heladera. Sofi, agarra los vasos indica y vos, Fede, buscá los baldes. ¡¿Y yo?!
pregunta Lorena. ¡Vos sacate el piyama!
Yo no sé cómo viviría sin mis hermanas.
Se ve que el Doc dijo que no tengo nada a lo mejor
fue de tanto que comí capaz el chocolate y los churros papá tenía razón tres
fueron demasiados mejor me como solo una galletita de agua.
Hasta mañana, contador se despide la
secretaria. Marcelo se incorpora y mira por la ventana. Ejércitos de transeúntes apurados por volver a su hogar. Perdí mi hogar piensa. Ya son las ocho. Seguramente Ramona tiene la comida preparada. No quiero ir piensa. No voy a ir. Se dirige al teléfono.
Agustina corta,
contrariada. Papá no viene a cenar le
comunica a Ramona. Ni Matilde tampoco
dice la mujer mientras pone la mesa. Ella experimenta una súbita angustia. Ramo, poné en la cocina ordena y sentate con nosotros. Como mande la patroncita dice la mujer,
en mal tono, mientras recoge los platos. Agustina tiene miedo. No podría
soportar que Ramona se enojara. Perdoname,
Ramo pide mientras los ojos se le llenan de lágrimas. La mujer se seca las
manos en el delantal y la abraza.
Lo extraño a mi papi que quería contarle que vino el
Doc y dijo que estoy sana pero estoy contenta porque Ramo hizo pollo y como le
gané a Sofi con el huesito de la suerte pedí de deseo que me perdonen del
infierno.
Qué raro que seamos tan poquitos por eso Ramo se
sentó con nosotros lo peor es que como Matilde no está Agus se hace la
mandona.
Matilde cena
pastel de papas en lo de Martina. Ni punto de comparación con el de Ramona. ¿Qué habrá cocinado? Se olvidó de
comentarle que Bianchi dijo que Lorena ya puede comer de todo. Si se siente
bien, claro. ¿Cómo estará la gorda?
Mañana es jueves, ¿Sofía se acordará de la flauta? Che, Mati, mamá te está preguntando si querés más la sobresalta su
amiga. Perdón, no, no, gracias contesta
ella. En cuanto termine de cenar llamará a su casa.
Marcelo invirtió toda la cena en rememorar el
embarazo de Lorena. Nada nuevo. La
certeza de Diana de que sería varón, la posterior decepción, el propósito de
abortar, la cesárea, la depresión de Diana. Mala época para él. Fernando de
viaje y la relación con Alberto cortada.
Diana había sido muy amiga de Patricia. Entre ellas se produjo un fuerte
quiebre que arrastró la relación con su amigo. Pide la cuenta. La mitad de la
pizza queda en su plato. Ni ganas de tomar café. Y eso es grave.
Mati llamó para preguntarme si había preparado la
flauta y le dije que sí pero no es verdad menos mal que la tengo a ella que
siempre me salva.
Mati llamó para ver cómo me sentía y le conté que
mejor entonces me dijo que le avise a Ramona que mañana me despierte para el
cole porque mi papá ya no me despierta más.
Agustina atiende
el teléfono. Es Matilde. Le cuenta que su papá no vino a cenar. Su hermana comentó ¡no te
puedo creer! Lo dijo mal. Siempre está enojada con su papá. No sé qué mierda le pasa.
Marcelo abre con
cuidado la puerta de entrada. Silencio absoluto. Por hoy zafé piensa.
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