Matilde
baja la primera caja. Multitud de dibujos y cartitas infantiles. Reconoce
varias con su letra. Va a leerlas cuando cierra la caja con brusquedad. La sube
y baja otra, llena de agendas. Saca cuentas. Lorena tiene siete años o sea, nació
en el 2008. El 14 de agosto del 2008. Localiza las agendas del 2007 y 2008, las
saca y devuelve caja y silla a su lugar. Esconde las libretas debajo de la
remera y sale.
Basta, Fede dice Agustina.
El nene le sigue tirando agua en la cara. A ella le sube una rabia sorda. ¡Te dije que basta! grita. El nene la
mira con los ojos muy abiertos y hace un puchero. Agustina busca la toalla, lo
saca y lo abraza. El nene se le cuelga del cuello. Ella se seca las lágrimas
con la punta de la toalla.
Hasta mañana, contador se
despide su secretaria desde el marco de la puerta. Hasta mañana, Andrea. Siete y media pasadas, hora de regresar. No
ir hoy sería un exceso. Se pone el saco, junta los apuntes de la facultad,
apaga la luz y sale. No le voy a decir
nada decide mientras camina hacia el auto.
Matilde
cierra con llave la puerta de su cuarto.
Se tira boca abajo sobre la alfombra y abre la agenda del 2007. En la segunda hoja el calendario del todo el
año. Círculos en cada mes. Matilde ya
sabe lo que significan. Cuando ella menstruó por primera vez la mamá le indicó
que debía registrar siempre la
fecha. Círculos azules desde enero a
octubre sobre el fin del mes. En noviembre un cuadrado fuertemente remarcado a
mediados de mes. Nada en diciembre. Abre la agenda del 2008. Círculos
azules a mediados de octubre, noviembre
y diciembre. Regresa a la primera. ¿Qué marcó su mamá?, ¿la fecha de
ovulación?, ¿lo habría hecho en todos los embarazos? Matilde se apresta a
buscar más agendas cuando la llaman a cenar. Mañana se dice.
Marcelo
entra. Los chicos están viendo televisión en el living. Al escucharlo apagan y
vienen a saludarlo. Federico se le cuelga de las piernas. Él lo alza. Minutos
después Ramona convoca a cenar. Agustina le sustrae al nene. A lavarse las manos indica a sus
hermanas. ¡Ya me bañé! trata Sofía de
zafar. ¡Yo también! se prende Lorena.
¡¡Vamos!!Bufando se dirigen al baño.
Él se ubica en la mesa. Las nenas se van sentando. Agustina ubica a Fede en su
sillita. Ramona deposita la fuente sobre la mesa. Él no se anima a preguntar
por Matilde. Quizá hoy tampoco está
piensa aliviado. ¡Mati! grita
Agustina ¿venís o sirvo yo? Le
responde el retumbe de los pasos en la escalera. Matilde llega agitada y se
sienta. Ni me saludó registra él.
Agustina va pasando los platos que Matilde llena. Costillitas de cerdo, jamón,
ají, papas a la española, arvejas. Casi a
la riojana piensa él Ramona es un
crack. Yo no quiero ají dice Sofía ni
arvejas. Vos te callás y comés todo indica Matilde te serví poquito. Dame más se queja Lorena al recibir su plato. Acordate de tu panza y no te quejes porque
le pido a Ramo que te traiga arroz. Federico come las papas con la mano con
cara de suma alegría. Agustina le corta la carne. Todo sigue igual piensa él reconfortado. Hasta que al recibir el
plato su mirada se cruza con la de Matilde. Dura. Inconmovible. Baja los ojos y
se concentra en la comida. Exquisita. Un lujo Ramona. Diana se la dejó bien
entrenada.
Qué suerte que de nuevo estamos todos y
aunque Matilde me obliga las arvejas no están tan feas.
Estoy comiendo despacito para que me
dure porque Matilde no me deja comer más por suerte no me deja así no me vuelve
la panza.
Buenas noches dice Matilde en
cuanto termina la ensalada de frutas. No quiere quedarse a solas con su padre.
Está levantándose cuando Lorena pide ¿me
mirás la tarea?¿A esta hora?, te hubieras acordado antes. ¡Si vos te encerraste
en tu cuarto toda la tarde! A
Matilde se le detiene el corazón, ¿qué habrá visto su hermanita? Dale, apurate dice para que la nena no
siga hablando. Ya en la escalera gira instintivamente la cabeza y se encuentra
con los ojos de su padre. Ambos desvían la mirada.
Matilde ni me preguntó por la tarea pero
no importa total era muy fácil se la mostraría a papá pero se ve que está cansado
porque casi no habló y Agustina para variar ya está con Fede.
Marcelo
ve como sus hijos se van levantando. El café llega cuando ya no queda ninguno.
Observa el trajín de Ramona sacando la mesa. Ellos siempre se quedaban tomando
el café, único momento del día en que podían charlar tranquilos. Nunca había
registrado que los chicos se acostaban solos. Se plantea ahora, que Ramona no
estaba a la noche. ¿Qué pasaba con los platos? Alguna imagen vaga de las
mayores rumbo a la cocina. Quizá los dejaban en el lavavajillas porque ellos sí
llevaban las tazas de café y no conserva imágenes de la cocina embarrullada.
Luego subían directo al dormitorio. Tal vez se equivoca y Diana recorría los
cuartos. Él seguro que no. Toma el último trago y alcanza el pocillo a la
cocina. No se hubiera molestado dice
Ramona. Está por salir cuando se detiene. Ramona,
¿le puedo hacer una pregunta? Lo que mande, señor. ¿Quién lavaba los
platos hace una pausa antes? La mujer parece sorprendida. ¡La señora Diana!, bueno, con el
lavavajillas, claro, a lo sumo me dejaba alguna cacerola pegoteada. Buenas
noches dice él que descanse, la cena
estuvo espléndida. Gracias, señor, si quiere comer algo en particular no tiene
más que pedirme, la señora armaba los menús pero yo ya conozco el movimiento de
la casa. Él sube. En el hall de arriba se detiene. Silencio. Se acerca al
cuarto de Sofía. La nena duerme. Él se acerca y la tapa. La puerta de Agustina
está abierta. No hay nadie. Va hasta el cuarto de Federico. Solo la luz de un
pequeño velador. La chica golpea suavemente la espalda del nene. Al verlo se lleva la mano a la boca indicando
silencio. Se incorpora con delicadeza y sale en puntas de pie. Me costó dormirlo informa en un
susurro. Él le da un beso y le pasa la
mano por el cabello. Gracias le dice.
¿Por qué? pregunta ella levantando
las cejas. Por cuidar al nene. ¡Es mi
hermano! dicedesplegando su beatífica sonrisa. La puerta de Lorena está
entornada, la luz encendida. Cómo le cuesta entrar. La nena no tiene la culpa atina a decirse. ¿Quién está ahí? pregunta Lorena con voz temblorosa. Soy yo informa entrando. Creí que era un moustruo. ¿Tan feo soy? dice
mientras se sienta en la cama. ¡Vos sos
relindo!Él le acomoda las sábanas, le da un beso y se incorpora. ¿Te apago la luz? propone.¡¡No!!, igual mamá no se entera.Marcelo
traga saliva. ¿En qué mundo vivió? Sale. Frente al cuarto de Matilde duda. Está cerrado intenta justificarse. Y
sigue de largo.
Papi vino a darme un beso y no me reto
por la luz capaz no pasa nada si la apago.
Matilde
abrió Internet. Ovulación pone en el
buscador. Siente unos pasos junto a su puerta. Es papá reconoce. El corazón se le agita. Cierra inmediatamente la
página. Pero los pasos se alejan. Apaga la computadora. Ya es tarde. Mañana
se dice.
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