viernes, 17 de febrero de 2017

40

Matilde baja la primera caja. Multitud de dibujos y cartitas infantiles. Reconoce varias con su letra. Va a leerlas cuando cierra la caja con brusquedad. La sube y baja otra, llena de agendas. Saca cuentas. Lorena tiene siete años o sea, nació en el 2008. El 14 de agosto del 2008. Localiza las agendas del 2007 y 2008, las saca y devuelve caja y silla a su lugar. Esconde las libretas debajo de la remera y sale.


Basta, Fede dice Agustina. El nene le sigue tirando agua en la cara. A ella le sube una rabia sorda. ¡Te dije que basta! grita. El nene la mira con los ojos muy abiertos y hace un puchero. Agustina busca la toalla, lo saca y lo abraza. El nene se le cuelga del cuello. Ella se seca las lágrimas con la punta de la toalla.


Hasta mañana, contador se despide su secretaria desde el marco de la puerta. Hasta mañana, Andrea. Siete y media pasadas, hora de regresar. No ir hoy sería un exceso. Se pone el saco, junta los apuntes de la facultad, apaga la luz y sale. No le voy a decir nada decide mientras camina hacia el auto.


Matilde cierra con llave la puerta de su cuarto.  Se tira boca abajo sobre la alfombra y abre la agenda del 2007.  En la segunda hoja el calendario del todo el año. Círculos  en cada mes. Matilde ya sabe lo que significan. Cuando ella menstruó por primera vez la mamá le indicó que  debía registrar siempre la fecha.  Círculos azules desde enero a octubre sobre el fin del mes. En noviembre un cuadrado fuertemente remarcado a mediados de mes. Nada en diciembre. Abre la agenda del 2008. Círculos azules   a mediados de octubre, noviembre y diciembre. Regresa a la primera. ¿Qué marcó su mamá?, ¿la fecha de ovulación?, ¿lo habría hecho en todos los embarazos? Matilde se apresta a buscar más agendas cuando la llaman a cenar. Mañana se dice.


Marcelo entra. Los chicos están viendo televisión en el living. Al escucharlo apagan y vienen a saludarlo. Federico se le cuelga de las piernas. Él lo alza. Minutos después Ramona convoca a cenar. Agustina le sustrae al nene. A lavarse las manos indica a sus hermanas. ¡Ya me bañé! trata Sofía de zafar. ¡Yo también! se prende Lorena. ¡¡Vamos!!Bufando se dirigen al baño. Él se ubica en la mesa. Las nenas se van sentando. Agustina ubica a Fede en su sillita. Ramona deposita la fuente sobre la mesa. Él no se anima a preguntar por Matilde. Quizá hoy tampoco está piensa aliviado. ¡Mati! grita Agustina ¿venís o sirvo yo? Le responde el retumbe de los pasos en la escalera. Matilde llega agitada y se sienta. Ni me saludó registra él. Agustina va pasando los platos que Matilde llena. Costillitas de cerdo, jamón, ají, papas a la española, arvejas. Casi a la riojana piensa él Ramona es un crack. Yo no quiero ají dice Sofía ni arvejas. Vos te callás y comés todo indica Matilde te serví poquito. Dame más se queja Lorena al recibir su plato. Acordate de tu panza y no te quejes porque le pido a Ramo que te traiga arroz. Federico come las papas con la mano con cara de suma alegría. Agustina le corta la carne. Todo sigue igual piensa él reconfortado. Hasta que al recibir el plato su mirada se cruza con la de Matilde. Dura. Inconmovible. Baja los ojos y se concentra en la comida. Exquisita. Un lujo Ramona. Diana se la dejó bien entrenada.


Qué suerte que de nuevo estamos todos y aunque  Matilde me obliga  las arvejas no están tan feas.


Estoy comiendo despacito para que me dure porque Matilde no me deja comer más por suerte no me deja así no me vuelve la panza.


Buenas noches dice Matilde en cuanto termina la ensalada de frutas. No quiere quedarse a solas con su padre. Está levantándose cuando Lorena pide ¿me mirás la tarea?¿A esta hora?, te hubieras acordado antes. ¡Si vos te encerraste en tu cuarto toda la tarde!  A Matilde se le detiene el corazón, ¿qué habrá visto su hermanita? Dale, apurate dice para que la nena no siga hablando. Ya en la escalera gira instintivamente la cabeza y se encuentra con los ojos de su padre. Ambos desvían la mirada.


Matilde ni me preguntó por la tarea pero no importa total era muy fácil se la mostraría a papá pero se ve que está cansado porque casi no habló y Agustina para variar ya está con Fede.


Marcelo ve como sus hijos se van levantando. El café llega cuando ya no queda ninguno. Observa el trajín de Ramona sacando la mesa. Ellos siempre se quedaban tomando el café, único momento del día en que podían charlar tranquilos. Nunca había registrado que los chicos se acostaban solos. Se plantea ahora, que Ramona no estaba a la noche. ¿Qué pasaba con los platos? Alguna imagen vaga de las mayores rumbo a la cocina. Quizá los dejaban en el lavavajillas porque ellos sí llevaban las tazas de café y no conserva imágenes de la cocina embarrullada. Luego subían directo al dormitorio. Tal vez se equivoca y Diana recorría los cuartos. Él seguro que no. Toma el último trago y alcanza el pocillo a la cocina. No se hubiera molestado dice Ramona. Está por salir cuando se detiene. Ramona, ¿le puedo hacer una pregunta? Lo que mande, señor. ¿Quién lavaba los platos  hace una pausa antes? La mujer parece sorprendida. ¡La señora Diana!, bueno, con el lavavajillas, claro, a lo sumo me dejaba alguna cacerola pegoteada. Buenas noches dice él que descanse, la cena estuvo espléndida. Gracias, señor, si quiere comer algo en particular no tiene más que pedirme, la señora armaba los menús pero yo ya conozco el movimiento de la casa. Él sube. En el hall de arriba se detiene. Silencio. Se acerca al cuarto de Sofía. La nena duerme. Él se acerca y la tapa. La puerta de Agustina está abierta. No hay nadie. Va hasta el cuarto de Federico. Solo la luz de un pequeño velador. La chica golpea suavemente la espalda del nene. Al verlo  se lleva la mano a la boca indicando silencio. Se incorpora con delicadeza y sale en puntas de pie. Me costó dormirlo informa en un susurro.  Él le da un beso y le pasa la mano por el cabello. Gracias le dice. ¿Por qué? pregunta ella levantando las cejas. Por cuidar al nene. ¡Es mi hermano! dicedesplegando su beatífica sonrisa. La puerta de Lorena está entornada, la luz encendida. Cómo le cuesta entrar. La nena no tiene la culpa atina a decirse. ¿Quién está ahí? pregunta Lorena con voz temblorosa. Soy yo informa entrando. Creí que era un moustruo. ¿Tan feo soy? dice mientras se sienta en la cama. ¡Vos sos relindo!Él le acomoda las sábanas, le da un beso y se incorpora. ¿Te apago la luz? propone.¡¡No!!, igual mamá no se entera.Marcelo traga saliva. ¿En qué mundo vivió? Sale. Frente al cuarto de Matilde duda. Está cerrado intenta justificarse. Y sigue de largo.


Papi vino a darme un beso y no me reto por la luz capaz no pasa nada si la apago.


Matilde abrió Internet. Ovulación pone en el buscador. Siente unos pasos junto a su puerta. Es papá reconoce. El corazón se le agita. Cierra inmediatamente la página. Pero los pasos se alejan. Apaga la computadora. Ya es tarde.  Mañana se dice.



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