viernes, 12 de mayo de 2017

76


Matilde baja en cuanto escucha que la puerta se cierra. ¿Cómo te fue? pregunta mientras se acerca a su hermana. Bien contesta Agustina. Gonzalo te acompañó afirma ella. dice su hermana encaminándose hacia la escalera. Ella va a hacerle una broma cuando repara en que Agustina ni la miró. Está enojada piensa mientras descubre que su hermana es muy capaz de tener una vida ajena a la suya. Y también descubre que eso no le gusta nada.


Matilde ya me preparó el agua piensa Sofía le voy a preguntar a la gorda si se baña conmigo pero estoy casi segura de que no va a querer.


Marcelo sube sin que nadie lo intercepte. Desde el pasillo llega el ruido del chapoteo. Golpea. ¿Se puede señoritas? ¡No! grita Sofía estamos desnudas. Él escucha que por lo bajo Lorena dice por mí que entre. Se está alejando, sonriente, cuando Sofía indica pasá si querés. Él retrocede y abre. Ambas nenas están adentro de la bañadera con remera. Se están mojando la ropa dice él sonriendo. No importa replica Lorena igual es para lavar. ¿Cómo les fue en el colegio? pregunta él. A mí bien contesta una. A mí también la otra. Y cuando él no sabe que más decirles Sofía indica ahora andate que nos tenemos que enjabonar. Él, dócil, sale.


Agustina le lava la cabeza a Federico. El nene protesta pero ella no lo reta porque está contenta. Hoy no estuve tan tonta piensa y le hace cosquillas a su hermano en el cuellito. El nene ríe a carcajadas.


Marcelo come en silencio. No me gusta dice Sofía ante su plato casi lleno. Callate y masticá indica Matilde hace mucho que no comemos pescado y es muy bueno. La nena se lleva el tenedor a la boca con cara de resignada. Sofi, está buenísimo trata de convencerla Lorena. Vos porque sos una gorda globo que te tragás todo. Él observa a Lorena. Se le cayó la cara piensa. ¡No trates a tu hermana así! la reta él y al instante nota sobre él cinco pares de ojos abiertos de par en par. Momento en el que repara que a sus hijos los sorprende que él se haga cargo de la situación. Envalentonado propone mezclalo con el puré así no le sentís el gusto. Lo enternece ver a la nena desmenuzando el pescado y aplastándolo contra el plato. Instantes después, tapándose la nariz dice tenés razón, papá, así ni parece pescado. Él se siente muy orgulloso de sí mismo.


Qué suerte papá le dijo a Sofi que yo era su hermana piensa Lorena comiendo a cuatro carrillos.


Matilde observa a su padre. Resucitó piensa. Y luego piensa que su mamá sí que no resucitará, recuerda la conversación del almuerzo y se siente agudamente culpable. La traicioné decide y de pronto, como a Sofía, el olor del pescado le da asco. Aparta el plato.


Papá me retó pero me gustó que me retara piensa Sofía porque además de que me vio me dio el truco del pescado.


Agustina observa a su padre. A lo mejor antes no se ocupaba de nosotros porque mamá no lo dejaba reflexiona. Antes. Saca cuentas. Pasado mañana se cumplirá un mes. Quiero ir al cementerio decide.


Marcelo desde el living escucha a Ramona levantando la mesa. Está viendo un programa político cuando la mujer aparece con un café. Muchas gracias, Ramona, usted es un ángel. Cuando termina de decirlo recuerda la charla con Matilde. Agustina es un ángel había dicho. Como si hubiera leído sus pensamientos la chiquilina se le acerca. ¿Puedo hablar con vos, papá? Claro dice él apagando el televisor vení, sentate. ¿Otra más? piensa, agobiado. La chica queda un rato en silencio. ¿Me querías contar algo? decide ayudarla. Ella lo mira. ¡Qué ojos más tristes! No sé si te acordás que el jueves hará un mes que se murió mamá dice en voz muy baja. dice él por supuesto que me acuerdo. Si cada mañana cuenta los días. Quisiera ir al cementerio informa ella. Cómo no se me ocurrió piensa él. Porque para eso tendría que admitir que Diana está bajo la tierra. Pero no sé cómo hacer sigue la chica. En un segundo él recorre mentalmente su agenda. Clase en la facultad. Feldman. Te puedo buscar a la salida del colegio y te llevo propone él. ¿Vos no pensabas ir? pregunta su hija. Él decide ser sincero. No se me ocurrió contesta. A Matilde le voy a decir obvio, pero no sé si avisarle a las nenas, ¿qué opinás vos? Dejámelo pensar pide él mañana lo vemos. Gracias, papá dice Agustina, se levanta y se está alejando cuando retrocede y le da un beso. Gracias, de veras repite y sale corriendo. Qué hijas tengo piensa él. Ya no tiene ganas de ver televisión. Él también se incorpora.


Me levanto para ir al baño y cuando salgo me asomo a la escalera porque oigo voces Agus está con papá pero no escucho lo que dicen seguro que papá le está diciendo que yo no soy su hija ahora Agus no me va a querer más.


Matilde escucha golpes en la puerta. Es Agustina. Qué raro, hoy ni me habló piensa. Te quería avisar que el jueves voy a ir con papá al cementerio. Matilde recibe el impacto. Claro, por el mes recapacita. Ambas quedan en silencio. ¿Vas a ir? le pregunta su hermana luego. Ella ni se lo había planteado. Qué contestarle. ¿Querés que te acompañe? ofrece. Agustina la mira, muy seria. Me acompaña papá, pensá si vos tenés ganas de ir por vos dice y sale. Ella queda azorada. Cómo creció su hermana. Ya no me necesita piensa.


Marcelo no logra dormir. Un mes. Logré transitar casi un mes piensa. Mal o bien la vida sigue funcionando. Crecí decide mientras apaga la luz.



miércoles, 10 de mayo de 2017

75


Agustina almuerza en lo de Valeria. Gonzalo, a último momento, dijo que no podía ir. Seguro porque no quería verme. La mamá de su amiga comenta estoy armando una reunión de madres para organizar un desfile de modas para juntar fondos para el viaje a Tandil, yo les voy a mandar un mail pero vayan avisándoles a sus mamás. Se hace un denso silencio. Quizá recién entonces la mujer repara en su error. Perdón pide al descubrir las lágrimas de Agustina. Muy mal día piensa ella, secándose las mejillas con el dorso de la mano.



Matilde charla con su padre. De igual a igual piensa. Ella percibe que él la escucha con atención, que valora sus opiniones. Como se siente más segura comenta tampoco sé qué hacer con Agustina. ¿Por qué?, ¿te preguntó algo? ¡Me tiene loca!, y lo peor es que me fastidio con ella porque no sé qué decirle recién descubre.  ¿A vos te molestaría si le cuento? ¿Por qué habría de molestarme?  A ella le irrita su ingenuidad. ¡Por qué mamá te engañó! exclama y se arrepiente al instante. Siente que le suben los colores. Perdón pide.


Marcelo siente una vergüenza espantosa. Matilde no se merece este padre piensa. No te preocupes dice las cosas son como son y de nuevo le toma las manos. Ella no lo rechaza. Lo que me aflige dice él, pensándolo por primera vez es que a Agustina se le caiga la figura de la madre. Sí comenta su hija ella era la más apegada, charlaban mucho; yo siempre choqué con mamá, bah, ella ni se enteraba, chocaba por dentro. Marcelo no quiere ni respirar, teme que Matilde se detenga. Noticias de una vida que transcurrió bajo su techo pero a espaldas de él. Contame pide. ¿Qué querés que te cuente? Cómo te llevabas con tu mamá. La chica se suelta las manos, toma coca-cola. Se toma su tiempo piensa él. Mamá era difícil dice de pronto al menos conmigo, siempre me exigió mucho, y lo peor es que yo nunca pude decirle que no; yo hacía todo pero me quedaba con rabia y después me sentía pésimo por tenerle bronca; además no se lo podía contar a nadie su hija lo mira a los ojos nunca se lo conté a nadie, muchas veces pensé que quería ir al psicólogo porque algo estaba mal en mí, las hijas no le tienen rabia a su mamá, eso que a mí nunca me pegó. Él no entiende lo que está escuchando. ¿La mamá de esta chiquilina agobiada era Diana? Repara en la última frase. ¿A quién le pegaba? pregunta con temor. Matilde guarda silencio un buen rato. Bebe de nuevo. Las nenas ligaban bastante, sobre todo Sofía, que siempre fue la más inquieta, yo trataba de defenderlas pero mamá se ponía peor; Agustina estaba en su mundo, además imposible que se enojara con ella, sabés como es Agus, un ángel; a Fede nunca vi que le pegara, algún zamarreo, pero lo dejaba llorar mucho, eso sí, siempre Agustina se ocupó de él, desde bebito, yo no lo tenía paciencia. Él está azorado. Jamás presenció un castigo, una levantada de voz. Como si leyera su pensamiento Matilde continúa cuando estabas por llegar nos mandaba a ordenar todo, yo terminaba de preparar lo que Ramona había cocinado, las chicas ponían la mesa mientras ella se iba a arreglar le clava la mirada se arreglaba para vos que solo tenías ojos para ella, a nosotros ni nos mirabas. Matilde esconde la cara entre las manos. Basta dice estoy criticando a mi mamá y ella no puede defenderse porque está muerta, tendríamos que haber hablado antes, ya no tiene sentido. Él le descubre el rostro. Lo importante es que empezamos a conocernos dice y ofrece ¿querés que compartamos un panqueque? Ella sonríe y con el dorso de la mano se seca las lágrimas. Asiente con la cabeza. ¿De manzana?  propone él. A Diana le encantaban.


Agustina está haciendo los resúmenes con los compañeros cuando vibra su celular. Ya salí del dentista, estoy en 15 lee. Avisa Gonzalo que llega en un rato informa ella tratando de controlar la sonrisa. Y justo, justo te avisó a vos comenta Valeria. Todos se ríen. Ella quisiera matarla. Siente que se pone colorada.


Entro corriendo y la busco a Matilde piensa Lorena pero me avisa Ramo que no está qué mala suerte.


Le quería mostrar a Agus que la seño me puso felicitado en el mapa que me hizo ayer pero todavía no llegó piensa Sofía Ramo me dice qué bien pero me parece que ella mucho no entiende.


Matilde abre la puerta. Lorena baja las escaleras corriendo pero cuando está a pocos metros se detiene. ¿Precisás algo? le pregunta ella. La nena niega con la cabeza. Vení, saludame propone ella y su hermana se abraza de su cintura. Ella le acaricia el cabello.


Agustina dice yo ya me voy. Quedate un rato más pide Valeria falta poco para terminar la segunda parte. Pero ella no aguanta más. La hace mal estar junto a Gonzalo y que él ni la mire.  No, tengo cosas que hacer se excusa mientras junta las hojas. Yo también me voy dice Gonzalo. Agustina pesca las sonrisas entrecruzadas entre sus compañeros. Si serán tarados. Se creen que pasa algo entre ellos. Se despiden de la madre. Suben al ascensor los tres. Por suerte Vale tiene que abrirles.


Marcelo llama a Feldman por tercera vez. La chica, por fin, atiende. Estaba en clase se justifica. Claro, aún es una estudiante piensa él. Hoy se me complicó, por eso no te avisé, pero si te viene bien podríamos encontrarnos mañana. ¿A qué hora? solo pregunta ella. ¿Querés que almorcemos? ¡Buenísimo!, ¿dónde? Él corta complacido.


Cuando ve que Valeria se retira, Agustina le da un beso en la mejilla a Gonzalo y dice chau. ¿Qué tomás? pregunta él. Cualquiera que vaya por Cabildo contesta ella, ya caminando. Yo también dice él y se suma a su paso. Gonzalo habla del trabajo realizado; ella aporta solo monosílabos. Mientras esperan el colectivo él dice ¿estás enojada conmigo? La sorpresa de ella es inconmensurable. ¿Por qué decís eso? pregunta. ¡Vamos, Agus, no soy boludo! Ella se siente enrojecer de cabeza a pies. La llegada del 59 la exime de responderle.


Estoy mirando por la ventana para ver si viene Agus porque le quiero mostrar el mapa que ya se me arrugó de tanto tenerlo en la mano piensa Sofía por suerte ahí viene pero  no viene sola me parece que mi excelente mucho no le va a importar.


Matilde mira la hora. Ya es tarde para que Agustina ande sola. Le manda un mensajito. Llegando le responde su hermana. Corre la cortina. Sí, Agustina esta parada cerca de la reja. Pero no está sola. Matilde sonríe.


Matilde me dio un abrazo fuerte a lo mejor es en serio que todavía me quiere aunque no sea tan hermana piensa Lorena


Gonzalo se inclina hacia su mejilla. Ella percibe su olor. Quiere salir corriendo pero dos veces sería demasiado. Hasta mañana dice gracias por acompañarme. Él la agarra del brazo y dice me gustó. Cuando ella se pregunta cómo se liberará del contacto sin parecer maleducada, él la suelta. Pero no se va. Ella busca la llave y la pone en la cerradura. Chau dice. Él sigue parado. Ella gira y entra sin darse vuelta. No puedo ser tan idiota piensa.



lunes, 8 de mayo de 2017

74


28 Martes

Matilde se cruza con su padre en el pasillo. Bajan juntos la escalera. Antes de entrar a la cocina ella le dice tenemos que hablar. Cuando quieras responde su padre hoy tengo un día liviano. Ella recuerda a Agustina. Una mosca. ¿Cómo deshacerse de ella? Veo como hago y te aviso alcanza a decir mientras escucha los pasos de su hermana en la escalera.


Marcelo le pide a Ramona una segunda taza de café. Matilde ya le complicó la jornada. Adiós su charla con Fernando. ¿Nunca volveré a tener un día en paz? Ya no aspira a la felicidad, ni siquiera a la alegría. Solo pretende paz. Una mísera alícuota de paz.


Matilde ni la saludó. Le pasa algo conmigo concluye Agustina. Le podría decir de almorzar a la salida de la escuela pero le parece que arreglaron para reunirse en lo de Valeria por el trabajo práctico de historia. Ya no está enojada. Esta triste, preocupada. Angustiada.


Me levanto corriendo para saludarla a Matilde pero no tengo suerte porque ya se fue piensa Lorena voy a bajar así veo que me preparó Ramo para desayunar ayer dijo que tendría una sorpresa.


Marcelo está sentado ante su escritorio cuando suena el celular. Seguro que es Matilde piensa. Atiende sin mirar. Buenos días, profe lo sorprende Feldman. La chica le dice que quedaron un par de puntos de la nota por ajustar y le pregunta cuándo pueden encontrarse. Él está por proponerle almorzar cuando recuerda a su hija. Arreglo algunos asuntos y te llamo dice.


Lorena está rara y casi no me habla piensa Sofía a lo mejor le hice algo y no me di cuenta voy a ver si le consigo la figu que le falta para llenar la página cuatro.


¿Querés que almorcemos? lee Matilde. ¿Su padre proponiéndole un encuentro? Sonríe sola. Pero luego recuerda que fue ella quien lo solicitó y la sonrisa se esfuma. No sabe qué hacer, cómo justificarse frente a Agustina. En el recreo simula un encuentro casual y la tantea. Se reúnen en lo de Vale a estudiar, ¿te parece que vaya? parece su hermana pedirle permiso. Ella, obvio, la alienta. Dale le contesta luego a su padre ¿cómo hacemos?


Marcelo escribe ¿podrás alrededor de las cuatro? No, tengo un parcial contesta Feldman ¿lo dejamos para mañana? Él se siente absurdamente desilusionado. Como siempre, Matilde le complica la vida.


Agustina busca a Matilde a la salida del colegio para pedirle dinero: tienen que comprar unos mapas. Sin embargo no la encuentra. ¿Cómo pudo irse tan rápido? Se escapó piensa. Porque hace días que su hermana la evita. Valeria le hace señas. Va hacia ella corriendo. Pero ya se le fue el entusiasmo por el programa.  Me da rabia Matilde reconoce con sorpresa.


Matilde desde el auto, descubre a Agustina en la esquina. Qué pesada. La ve luego caminar hacia su amiga. Zafé piensa. Por suerte tenía para el taxi. Siempre lleva dinero. Sus amigas se sorprenden. Está acostumbrada desde chica. Era habitual que su madre le pidiera que comprara algo al regreso del colegio. ¿Desde cuándo?, ¿diez, doce años? Recién cuando Sofía empezó el primario, comenzó a retirarlas el micro. Antes ella viajaba sola en colectivo. Sola no, con Agustina. El taxi se detiene. Ella paga. Desciende. Para su sorpresa el padre está abajo, esperándola. Se acerca en cuanto la ve. La besa. Caminan juntos. Él la toma del hombro.


No sé qué me pasa no quiero estar en la escuela no quiero estar con Sofía no quiero que nadie me vea solo quiero estar con Matilde y que me abrace piensa Lorena.



Marcelo camina por Corrientes con su hija. ¿Qué querés comer? le pregunta. Cualquier cosa contesta ella. Entran en El palacio de la papa frita. Él sonríe viendo la cara con que  Matilde recibe su inmenso plato. Pero él sabe que el bienestar no puede durar demasiado. A Matilde le lleva tres bocados arrancar. Hablé con Lorena. A él se le atraganta una papa frita. Tose, toma agua. Su hija sonríe, burlona. No es para tanto dice. Contame pide él cuando logra reponerse. La vi tan desesperada que le dije que ya lo sabía y que yo nunca la iba a abandonar, me parece que se quedó un poco más tranquila, pobre, debe ser terrible para ella, seguro que tiene miedo de que cuando los demás se enteren la dejen de lado; tenemos que pensar muy bien cómo vamos a manejar la situación, a lo mejor nos conviene consultarlo con Bianchi. A él lo conmueve escucharla. ¿Cuánto hizo para que su hija sea así? Muy poco además de los genes y del sostén económico. ¿Fue Diana quien generó a esta muchachita que vale oro? Ya lo duda. Matilde es silvestre piensa. Tiene un impulso. Le toma ambas manos mientras dice  te felicito. Los ojos de su hija son puro desconcierto. ¿Por qué? Por ser como sos.

sábado, 6 de mayo de 2017

73


Matilde golpea. Como no obtiene respuesta abre la puerta. Lorena está tapada con el acolchado. La llama pero no responde. Vamos, gorda, ya sé que no estás dormida. Lorena se descubre. ¿Qué te pasa? pregunta ella.  La nena sacude la cabeza entre lágrimas. Dale, contame pide mientras le acaricia el cabello. No puedo. ¿Por qué no podés? Porque si te cuento no me vas a querés más. Matilde también tiene ganas de llorar. Inspira hondo. No puedo dejar de quererte porque sos mi hermana. El llanto de Lorena arrecia. Matilde se debate, ¿qué debe hacer? Escuchame, Lore, a mí no me interesa quién es tu papá, yo te quiero porque te conozco desde que estás en la panza, porque te vi crecer, porque me hacés reír ahora son de ella las lágrimas porque me hacés llorar; pase lo que pase siempre serás mi hermana; te prometo que yo nunca jamás te voy a abandonar. Lorena se incorpora de un salto y se echa en sus brazos. Ella la aprieta fuerte e, instintivamente, la mece. Hacia adelante, hacia atrás.


Agustina, tras la puerta, escucha llantos pero no logra discernir palabra. Sofía también se acerca. Ella le pone una mano sobre el hombro y la atrae hacia sí. La nena propone ¿me jugás a las figus? Ella, qué otro remedio, dice que claro, que sí.


Marcelo, mientras maneja, recuerda sus elucubraciones. Encontrarse con Alberto sería un delirio. Quizá debiera hablarlo con Fernando. Un delirio total.


La gorda por suerte quiso bañarse conmigo no me animo a preguntarle por qué lloraba si no capaz llora de nuevo y a mí no me gusta para nada verla llorar.


Agustina baña a Federico. El nene le reclama atención pero ella hoy no puede jugar. No existo para Matilde piensa. ¿Cuál es su lugar en esa familia?, ¿tan grande como para hacerse cargo de su hermano pero tan chica que no merece una explicación? Está enojada. Muy enojada. ¡Ay! grita el nene, restregándose los ojos llenos de champú.


Marcelo come, enfrascado en el pollo. Ausente de la charla entre sus hijos.  Hoy no se puede involucrar. No se quiere involucrar. Fernando lo sacará arando. Un delirio total.


Matilde está agotada. Ve el mensaje de Mariano pero ni fuerzas para contestar. Apaga la luz.


La extraño mucho a mi mamá piensa Sofía desde que ella se murió soy invisible porque en esta casa hay demasiados problemas para que me puedan mirar a   mí a veces las chicas tratan pero yo me doy cuenta de que ellas tampoco pueden más.


Agustina se revuelve en la cama. De mañana no pasa. Matilde la tendrá que escuchar.


Lorena da interminables vueltas en la cama. Matilde me prometió que me iba a defender piensa yo también la voy a cuidar toda la vida y me voy a portar rebien para no darle tanto trabajo sino capaz que se arrepiente.



Marcelo no logra dormirse. Una inquietud incisiva. Espera recuperar la sensatez por la mañana. Además, no sabe cómo conectarse con él. Sí, un delirio total.

miércoles, 3 de mayo de 2017

72


Marcelo y Fernando terminan el sushi. ¿Querés algo más? ofrece él. Un café dice su amigo y enseguida pregunta ¿y cómo reaccionó la nena? Me pidió que no la echara. ¡Pobre ángel! comenta Fernando ¿lograste tranquilizarla? Creo que sí, aunque muy bien no se la ve. Tendrías que hacer alguna salida a solas con ella sugiere su amigo. No sé, porque eso sería considerarla distinta y es justo lo que no debe sentir. Tenés razón, ¿y si lo consultás con un psicólogo? ¡Lo único que me falta!, Fernando, Lorena es el menor de mis problemas, todavía no hace un mes que murió Diana, te aseguro que estoy haciendo más de lo que puedo; en cualquier momento me tomo un buque y no me ven un pelo. Fernando  le palmea  el antebrazo. Tranquilo, aquí está siempre tu Watson. A él se le hace un nudo en la garganta. Está hecho un pelotudo. Gracias, de veras, sos el único con quien me puedo descargar. Comprate un perro y patealo dice su amigo riendo. Él se contagia. Cuando el mozo trae la cuenta él frena el ademán de Fernando. No, te la debo, aunque no sé si este restaurante  califica para tus pretensiones. Pega en el palo contesta su amigo girando la mano.

Le entrego el boletín a la seño y me dice por fin viste que no era tan difícil piensa Sofía dice que no era difícil porque ella no entiende nada nada de nada.

La maestra me mira raro y a cada rato me pregunta si estoy bien seguro que papá le contó piensa Lorena.

Agustina ve que se libera el asiento junto a su hermana y se apura a sentarse. Matilde está escuchando música con los auriculares. Ella quisiera preguntarle qué pasa con Lorena pero no quiere importunarla. Porque Matilde ni se dio cuenta de su presencia. No me registra.


Ramona les sirve el guiso de arroz. Matilde no tiene hambre, eso que en el colegio no probó bocado. ¿No te gustó? le pregunta la mujer. Ella hace un esfuerzo y carga el tenedor. Rocío la invitó a dormir. Si hay algo que quisiera es rajar de esta casa. Pero quiere ver cómo sigue Lorena. ¿Te pasa algo? le pregunta Agustina. Ella le contesta de mal modo. Porque su hermana está más pesada que una mosca.

Marcelo interrumpe el balance. Necesita saber qué fue lo que pasó entre Alberto y Diana. ¿Qué compartieron?, ¿qué precisaba Diana que él no pudo darle? Alberto separado y él viudo. Ya no hay riesgos. No tendría por qué mencionar a Lorena. ¿Por qué no buscarlo? Retoma su trabajo. Está atrasadísimo.

Agustina interrumpe la tarea de geografía. Necesita saber qué pasa con Lorena. Y está segura de que Matilde le oculta algo. Ella conoce bien a su hermana. Al menos a esa hermana. Cierra la carpeta y va a buscarla.

Le pregunté a Lore si cuando llegamos jugamos a las figus que conseguí unas rebuenas pero me dijo que no tiene ganas qué raro.

Matilde está haciendo un mapa cuando Agustina aparece en su cuarto y se queda parada a su lado. Sí, es una mosca. ¿Precisás algo? le pregunta de mal modo. ¿Tenés sacapuntas? pide su hermana. Ella, fastidiada, busca en la cartuchera.

Ya estamos llegando a casa y no tengo ganas de llegar a casa eso sí que es raro piensa Lorena ni me importa la merienda de Ramo.

¿No querés otro scon? pregunta Ramona a Lorena. La nena niega con la cabeza. Algo está pasando reconfirma Agustina.

Lorena se metió en su cuarto y no me dio bolilla ya ni ella me da bolilla voy a ver qué está haciendo Fede.



lunes, 1 de mayo de 2017

71


27 Lunes

Matilde se cepilla el cabello con energía. Se pone perfume detrás de las orejas y brillo en los labios. Más no puede hacer por su cara de lunes 6 y 45 de la mañana. No durmió bien: Lorena gritaba en sueños y fue a verla. No quiere pensar en su hermanita ahora. Sale del baño con prisa.


Marcelo se afeita. Lo espera un día pesadísimo, varias reuniones al hilo. Aunque quizá pueda almorzar con Fernando. Precisa hablar con alguien. Alguien adulto. Sobredosis infantil. Y adolescente agrega.


Agustina busca en su alhajero los aritos de perlas. Eran de mamá recuerda y se acaricia  las orejas. Ensaya ante el espejo de su cómoda distintos peinados. Soy una boluda piensa y se recoge el cabello con brusquedad. Agarra la mochila y el blazer y baja la escalera a los saltos.


Lo escuché a papá piensa Lorena por suerte no vino a retarme porque anoche grité pobres chicas no las dejé dormir primero Agus y después Matilde pero ellas me tienen paciencia por ahora me tienen paciencia porque todavía no saben.


¿Le firmaste el boletín a Sofía? le recuerda Matilde. asiente él con la cabeza, la boca. poblada por una tostada. En esta no me agarraste quisiera decirle. Seguro que la desilusionó. Inútiles sus admoniciones preparadas. Algo le llama la atención en Agustina. Sí, los aros de Diana. En ella se lucían más. ¿Por el pelo oscuro? No, porque era Diana. Mi primer regalo para tu mamá fueron esos aritos no puede evitar comentar. Mamá me lo contó mil veces dice Agustina. ¿A verlos? pide Matilde. Agustina se despeja las orejas e inclina el cuello. Bello cuello evalúa él ¿por cuántos hombres será admirado?¿Cómo se había relacionado su mujer con sus hijas? Tantas cosas que él ya nunca podrá saber.


Hoy estoy contenta piensa Sofía porque voy al colegio con la gorda por eso me tomo toda la leche por eso y para que Ramo no reniegue.


Marcelo queda atorado por el tránsito. Observa, entonces la puerta del colegio. Matilde y Agustina que venían caminado juntas, se apartan. Cada una se dirige a un chico distinto, apuran el paso, menean la cadera. Disfruta por ellas. Qué maravilla creerse enamorado. ¿Volverá a sucederle?


Ramo me pide que me apure y no quiere hacerme otra tostada piensa Lorena ella me dice que es por el micro pero a mí me parece que ya sabe.


Llevo el boletín en la mano  para no olvidarme piensa Sofía me gusta mirar la firma de papá que es muy linda y yo no la conocía la de mamá sí pobrecita mi mamá que ya ni firmar puede.


Agustina le muestra a Valeria las oraciones. Matilde es una genia: explica mejor que la profesora. En un rato varias cabezas la rodean pidiendo auxilio. Gonzalo también. Ella se siente orgullosa.


Matilde no logra concentrarse en la clase, eso que es de biología. ¿Se tendrá que pasar la vida fingiendo?, ¿qué estará sintiendo Lorena? A lo mejor charlar con ella la tranquilizaría. ¿Si lo consultara con Bianchi? A su papá no quiere embromarlo más. Ya bastante tuvo él. Su compañera la codea. La profesora la está mirando. Vaya a saber qué le preguntó. Perdón pide mientras suben sus colores.



viernes, 28 de abril de 2017

70


Marcelo percibe que todos lo observan. Demasiados chicos para un solo hombre, pensarán. Seguramente fantasean con que es un divorciado haciendo buena letra en fin de semana. ¿Alguien lo supondrá viudo? Tan recientemente viudo: solo veintiséis días. ¿Cuántas veces fueron al cine con los chicos?, ¿alguna vez con los cinco? Su cabeza es un cuenco vacío, carente de imágenes. Entran a la sala y se ubican todos en la misma fila. Si la película es muy aburrida siempre le queda el recurso de dormir. Aunque no será sencillo con la infinidad de enanos parlantes. Se reacomoda en la butaca. Por suerte Federico quedó lejos:  el que más molestará, obvio. La nena de adelante se para en el asiento y lo mira con insoportable fijeza. Él se siente profundamente incómodo.


Paso primero y me siento en la punta para no molestar piensa Lorena Sofía queda al lado de su papá.


Agustina se ríe más de la risa de Federico que de la película. El nene no saca los ojos de la pantalla, está grande. De pronto siente el pantalón mojado. Se palpa con la mano. Maldición. Por ponerle el pañal a las apuradas. Las carcajadas de su hermanito. Suerte que no está Gonzalo piensa.


Matilde observa a sus hermanitas. Disfrutan. Estuvo bien papá determina todos precisábamos un   cambio de aire. Escuchó en la radio esa expresión y le quedó grabada. Cambio de aire.


Agustina cambia a su hermano en el baño del cine. Por suerte siempre lleva su mochilita con pañales y ropa de repuesto. Moja un algodón y lo pasa por su pantalón. Espera, al menos, sacarse el olor. Federico, oh milagro, se queda a su lado, quietito, en silencio. Él no tiene la culpa.


Marcelo tiene que reconocer que se entretuvo. Sus hijos salieron radiantes. Hasta Lorena tiene mejor carita. Mira el reloj: 18 y 30. Ya falta poco para terminar el fin de semana. Lo sorteó como pudo. Habrá que pensar en la cena piensa. Y luego piensa que seguramente las chicas ya lo han contemplado. Si no, las empanadas que él planeaba al mediodía. Rumbo a la cochera pasan por un McDonald´s. ¿Quieren comer una hamburguesa? propone.


Matilde hace la cola tratando de recordar los pedidos. Sus hermanas la volvieron loca, eligiendo y arrepintiéndose. Siempre me toca a mí piensa. Al menos se librará de lavar los platos. Agustina, con Federico en brazos, le hace señas de la mesa que consiguió. Su padre fue al baño. Tranquilo porque me dejó el dinero piensa.


Yo primero le pedí a Mati un BigMac pero después me fijé que es muy caro y pedí una McFiesta no quiero hacerle gastar tanto a papá porque no me corresponde piensa Lorena.


Le pedí a Mati una cajita feliz piensa Sofía no por el juguetito sino porque los McNuggets me los puedo terminar porque solo son cuatro así las chicas no me retan.


Agustina agarró varias pajitas y con eso entretiene a Federico hasta que llegue la comida. Hace calor pero no puede sacarse la campera porque tiene el pantalón mojado. No ve la hora de ducharse. Las nenas revolotean alrededor de Matilde. Su padre sale del baño y se acerca a su hermana. Al menos la ayudará con la bandeja.


Marcelo abre la puerta de su casa. Misión cumplida piensa. Está satisfecho consigo mismo. Se tomaría un café pero las chicas ya están atareadas acostando a sus hermanos. Se tira en el sillón del living. Pone música. Cierra los ojos.


Agustina cambia a Federico y lo acuesta. No tiene ganas de bañarlo. Por suerte el nene está tan cansado que se queda en la cuna sin reclamar canciones ni mimos. Todavía tiene que terminar la tarea de lengua. No le quedó clara la diferencia entre circunstancial de modo y predicativo subjetivo no obligatorio. Le preguntará a Matilde. No la encuentra en su cuarto. Baja.


Lo despierta la voz de Matilde. ¿Te preparo un café? Minutos después Agustina se acerca con la bandeja. Dios mío, cómo entrenó Diana a estas chicas piensa.


Por suerte Matilde se olvidó del baño hoy me puedo dormir tranquila porque papá ya me firmó el boletín piensa Sofía.


Yo me pregunto qué va a pasar cuando las chicas sepan que no soy la hermana mañana le voy a pedir a papá que por favor no les cuente ahora ni puedo porque me muero de sueño.


Se había dejado el celular en su cuarto. Entre el café de su padre y las oraciones de Agustina pasó casi una hora. Cuando lo abre encuentra varios mensajes de Mariano. El último solo dice buenas noches y una mano agitándose. Buenas noches contesta ella aunque sabe que él ya no lo leerá. Espero que no se enoje. Le agrega una boca de labios rojos. Hoy sí que no habrá ducha. Se pone el piyama y se acuesta.


Agustina siente el agua caliente deslizarse por su cuerpo. Trata de recapitular su fin de semana. Hubo de todo. Se avergüenza al verse escapando de Gonzalo. Se preocupa de nuevo al recordar las angustias de Lorena. Sí, algo está pasando. Se escurrió el placer de bañarse. Cierra la ducha.


Marcelo, boca arriba, se estira cuanto puede. Ay, mi amor, sin ti mi cama es ancha.



jueves, 27 de abril de 2017

69


Matilde llega agitada: corrió las tres cuadras. Encuentra a Mariano apoyado contra la pared, una pierna flexionada. Sonríe al verla y camina a su encuentro. Antes de que ella pueda reaccionar él la besa en los labios. Ella se humedece.


Agustina me llama para poner la mesa piensa Sofía justo que Lorena vino a jugar voy a ir rapidito así no se nos hace tarde para ir al cine.


Agustina revuelve la salsa que Matilde dejó preparada. El agua ya hierve. No le puse sal piensa qué tonta. Deja la cuchara de madera sobre la mesada y busca el salero.


Agustina la llamó a Sofía claro ella sí que es la hermana Fede se ríe conmigo porque él es chiquito y no se da cuenta piensa Lorena mientras le hace cosquillas al nene.


Marcelo mira la cartelera. En el Multiplex, 14,50. No llegarán. En el General Paz, 16 y 20. Manda mensaje de texto para el 2x1. La escuchó a Matilde salir, ya hace rato, no sabe adónde. Por supuesto no le avisó. Tendrá que ir a comprar empanadas. Baja.


Sofi me pide que la ayude piensa Lorena bajo corriendo pero me acuerdo de Fede y lo voy a buscar él no puede quedarse solo ni un minuto porque como decía mami es una máquina de hacer lío.


Marcelo entra en el comedor. Sofía y Lorena afanándose con la mesa. Una trae la panera, la otra los cubiertos. Ahora los vasos y las servilletas. Parecen hormiguitas piensa. Entra a la cocina. Agustina, con delantal, lucha con las cacerolas. El rostro bañado por el vapor del agua. Se abre la puerta de calle. En un instante Matilde deja un paquete sobre la mesada y luego se saca el abrigo. Traje fruta informa. El mundo marcha sin mí piensa él soy superfluo.


Matilde prueba los tallarines. Agustina los sacó a punto. Igual los Don Vicente son muy aguantadores. Tiene hambre. La salsa me salió rica. Observa a las nenas: ambas comen con gusto. Hoy es mejor día que ayer. Es que para eso no se precisa mucho. Está de buen humor. Mariano la hizo reír con sus pavadas. No solo la hizo reír.  Le sube un extraño calor. Se sirve otro vaso de soda y le pone hielo.


Están muy ricos, Agustina dice su papá. La salsa la preparó Mati le advierte ella. Sí, pero vos te encargaste de todo la rebate Matilde. De todo no corrige Sofía la mesa la puse yo. ¡Y yo! se anota Lorena. Estoy muy orgulloso de todas mis mujercitas dice su padre. Agustina sonríe. Hoy es un buen día. Pero Gonzalo no me llamó. La sonrisa se diluye.


Marcelo se recuesta en el sillón del living. Acomoda los almohadones. Él se había maravillado de que Diana se arreglara tan bien con la casa en ausencia de Ramona. Nunca había reparado en el ejército de hormiguitas. Los únicos vagos en esta casa somos Fede y yo reconoce. Su moral tocada, se incorpora. ¿Ayudo en algo? ofrece al entrar en la cocina. El estupor de los cuatro pares de ojos le confirma su conclusión. Andá a sentarte que enseguida te alcanzo un café lo remata Matilde mientras friega las cacerolas.


Agustina está cambiando a Federico, que se retuerce como una anguila, sobre la cama, cuando vibra su celular. ¿Cómo estás? pregunta Gonzalo. El corazón de Agustina redobla. Bien, ¿vos? contesta. Cruzan varios WhatsApp hasta que ella escucha la voz de su padre. ¡Apúrense que se hace tarde! Después te escribo aclara y descubre que Federico ya no está en la cama. Instantes después lo ve corriendo desnudo por el pasillo. ¡Vení para acá, lechón! le grita. Las carcajadas del nene que se esconde en el baño.


Me voy a poner el vestido negro porque para ir al cine hay que arreglarse como decía mi mami piensa Lorena porque ella sí que sigue siendo mi mami y decía además que el negro te elastiza.



Matilde está peinando a Lorena. Trenzas, porfi pide su hermana. Se empeñó en ponerse un vestido con el frío que hace. Se la ve un poco más animada. Sofía aparece con calzas y una polera ajustada. Parece un alambre evalúa.Vamos de una vez, ¡qué pesadilla tantas mujeres! las exhorta su padre. Mamá era la peor recuerda ella. Tardaba horas en maquillarse y vestirse mientras yo tenía que ocuparme de mis hermanos. ¡Ay!, ¡no me tires! protesta Lorena. De pronto se siente agotada. Debería estar con Mariano piensa. Al menos él no le pide nada. No es cierto: le pide besos y más besos. Pero con él estoy cuando quiero se disculpa ante sí misma.

lunes, 24 de abril de 2017

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26 Domingo

Marcelo se despierta sobresaltado. El sol entra a raudales por la ventana. Me quedé dormido piensa incorporándose como resorte. Luego recuerda que es domingo y se recuesta de nuevo. Las nueve y media. Durmió de un tirón. Media hora después, vestido y afeitado, recorre el pasillo. Silencio absoluto. Sin embargo, la única disposición que persiste es la de las chiquitas. Federico duerme con Agustina, la pieza de Matilde cerrada. Baja. Saca los diarios de debajo de la puerta. Duda unos segundos. Luego los deja sobre la mesita, se pone la campera y sale.


Papá me agarra de un brazo y me quiere sacar de la cama yo me agarro de los barrotes pero él sigue tirando entonces grito sueña Lorena.


Agustina escucha un alarido. ¿Lorena? Desprende los bracitos de Federico y sale corriendo. Sí, es Lorena que grita dormida. Sofía, sentada a los pies de la cama, la mira, aterrorizada. Ella agarra a Lorena de ambos hombros, la sacude suavemente. Lore, despertate, vamos, despertate. La nena abre los ojos como platos. ¡Ah!, ¡sos vos! ¿Quién creíste que era? Lorena baja la mirada. No sé dice. Gritaba "papá" todo el tiempo informa Sofía. Algo está pasando en esta casa piensa ella. ¿Querés contarme lo que soñaste? propone ella. No me acuerdo. Ahora es Federico el que grita llamándola. Tener tantos hermanos sí que es una pesadilla. ¡Ya voy, Fede! exclama y se levanta.


A lo mejor yo tenía razón y es cierto que papá le pegó a Lorena piensa Sofía.


Matilde también escucha los gritos. Pero cuando llega, Lorena ya se tranquilizó. Estuvo Agus informa Sofía. Arriba, chicas, a desayunar. Pasa por el cuarto de Federico: su hermana está cambiando al nene. Termino y vamos le informa. La habitación de su padre, vacía. Aprovecha y le hace la cama. Baja. Levanta las cortinas de la cocina. El sol la obliga a cerrar los ojos. Pone agua en la cafetera. Primero dos cucharadas. Pero luego agrega otra. Quizá papá regrese, no dejó ni una nota. No tiene ganas de hacer tostadas. Que coman galletitas. Se abre la puerta de calle. Aparece su padre y deja un paquete sobre la mesa.


Papi trajo solo dos churros con dulce de leche a mí me encantan pero mejor que los coman sus verdaderas hijas piensa Lorena.


Le quise contar a papá del libro que ya casi me lo termino pero no me quiso escuchar claro a nadie le importa lo que yo digo piensa Sofía.


Agustina observa a Lorena, observa a su papá. Su hermanita no está bien. Comió solo una medialuna con lo que le gustan a ella los churros. Su papá esta de mal humor, ni la escuchó a Sofía. La nena se quedó mortificada. ¿La única que se da cuenta de las cosas en esta casa soy yo? Federico sí que come a manos llenas. Basta, Fede le ordena después te duele la panza. ¿Gonzalo estará durmiendo? Qué me importa, igual no me va a llamar más. ¿Quieren que vayamos al cine? La voz de su padre la aparta de sus pensamientos. ¡Sí! gritan las nenas. Lorena revivió piensa ella. ¡La vida secreta de las mascotas! propone Sofía me dijeron mis amigas que está buenísima. Ella quería verla ayer pero no se animó a decirle a Gonzalo.  Ella también tiene ganas de ir. Le hace falta despejarse un poco.


Seguro que papá inventó lo de la película para mejorarla a Lorena pero igual estoy contenta porque me moría de ganas de verla piensa Sofía.


Matilde reflexiona. ¿Qué corresponde que haga? Le prometió a Mariano verlo. Pero le da culpa salirse del programa familiar. Demasiado para Agustina los tres chiquitos. Le dirá que otra vez no puede. Se pasa la lengua por los labios y siente algo extraño. Quizá pueda verlo más tarde. O un ratito ahora. Le escribe. Mariano le ofrece encontrarse en Cabildo en media hora. Ella sonríe sola. Tiene ganas de salir con sus hermanos. Y con papá reconoce.


Papá dijo de ir al cine piensa Lorena yo tenía miedo de que solo invitara a sus hijos pero además seguro que no se anima a dejarme sola así que casi seguro que a mí también me lleva menos mal porque estoy cansada de tanto dormir.


Agustina observa por la ventana a Matilde que camina apurada hacia la esquina. Su hermana tiene suerte. Mariano le entiende todo. ¿Le habrá avisado a papá que salía? Ojalá que no le pregunte nada, a ver si todavía mete la pata. Porque yo no sé mentir. Escucha las risas de sus hermanos. Me gustaría ser chiquita piensa. Volver el tiempo atrás. Estar de nuevo con su mamá. Sacude la cabeza. Se pone las zapatillas y baja. Matilde le encargó que fuera adelantando la comida.


Marcelo escucha a los chicos reír. Se acerca. Solo Federico y Sofía. Se asoma al cuarto de Lorena. La encuentra ante el placar abierto. ¿Qué estás haciendo? le pregunta. La nena se sobresalta, ojitos asustados, hombros elevados. Nada contesta. ¿Por qué no vas a jugar con tus hermanos? propone porque no se le ocurre qué decirle. Lorena, descalza, sale corriendo. Lo roza al salir. ¡Perdón! pide.


Estaba mirando qué ponerme para ir al cine esta tarde y entró papá  y me retó capaz que no me lleva eso que yo ya había hecho la cama piensa Lorena mientras corre al cuarto de Federico.