lunes, 8 de mayo de 2017

74


28 Martes

Matilde se cruza con su padre en el pasillo. Bajan juntos la escalera. Antes de entrar a la cocina ella le dice tenemos que hablar. Cuando quieras responde su padre hoy tengo un día liviano. Ella recuerda a Agustina. Una mosca. ¿Cómo deshacerse de ella? Veo como hago y te aviso alcanza a decir mientras escucha los pasos de su hermana en la escalera.


Marcelo le pide a Ramona una segunda taza de café. Matilde ya le complicó la jornada. Adiós su charla con Fernando. ¿Nunca volveré a tener un día en paz? Ya no aspira a la felicidad, ni siquiera a la alegría. Solo pretende paz. Una mísera alícuota de paz.


Matilde ni la saludó. Le pasa algo conmigo concluye Agustina. Le podría decir de almorzar a la salida de la escuela pero le parece que arreglaron para reunirse en lo de Valeria por el trabajo práctico de historia. Ya no está enojada. Esta triste, preocupada. Angustiada.


Me levanto corriendo para saludarla a Matilde pero no tengo suerte porque ya se fue piensa Lorena voy a bajar así veo que me preparó Ramo para desayunar ayer dijo que tendría una sorpresa.


Marcelo está sentado ante su escritorio cuando suena el celular. Seguro que es Matilde piensa. Atiende sin mirar. Buenos días, profe lo sorprende Feldman. La chica le dice que quedaron un par de puntos de la nota por ajustar y le pregunta cuándo pueden encontrarse. Él está por proponerle almorzar cuando recuerda a su hija. Arreglo algunos asuntos y te llamo dice.


Lorena está rara y casi no me habla piensa Sofía a lo mejor le hice algo y no me di cuenta voy a ver si le consigo la figu que le falta para llenar la página cuatro.


¿Querés que almorcemos? lee Matilde. ¿Su padre proponiéndole un encuentro? Sonríe sola. Pero luego recuerda que fue ella quien lo solicitó y la sonrisa se esfuma. No sabe qué hacer, cómo justificarse frente a Agustina. En el recreo simula un encuentro casual y la tantea. Se reúnen en lo de Vale a estudiar, ¿te parece que vaya? parece su hermana pedirle permiso. Ella, obvio, la alienta. Dale le contesta luego a su padre ¿cómo hacemos?


Marcelo escribe ¿podrás alrededor de las cuatro? No, tengo un parcial contesta Feldman ¿lo dejamos para mañana? Él se siente absurdamente desilusionado. Como siempre, Matilde le complica la vida.


Agustina busca a Matilde a la salida del colegio para pedirle dinero: tienen que comprar unos mapas. Sin embargo no la encuentra. ¿Cómo pudo irse tan rápido? Se escapó piensa. Porque hace días que su hermana la evita. Valeria le hace señas. Va hacia ella corriendo. Pero ya se le fue el entusiasmo por el programa.  Me da rabia Matilde reconoce con sorpresa.


Matilde desde el auto, descubre a Agustina en la esquina. Qué pesada. La ve luego caminar hacia su amiga. Zafé piensa. Por suerte tenía para el taxi. Siempre lleva dinero. Sus amigas se sorprenden. Está acostumbrada desde chica. Era habitual que su madre le pidiera que comprara algo al regreso del colegio. ¿Desde cuándo?, ¿diez, doce años? Recién cuando Sofía empezó el primario, comenzó a retirarlas el micro. Antes ella viajaba sola en colectivo. Sola no, con Agustina. El taxi se detiene. Ella paga. Desciende. Para su sorpresa el padre está abajo, esperándola. Se acerca en cuanto la ve. La besa. Caminan juntos. Él la toma del hombro.


No sé qué me pasa no quiero estar en la escuela no quiero estar con Sofía no quiero que nadie me vea solo quiero estar con Matilde y que me abrace piensa Lorena.



Marcelo camina por Corrientes con su hija. ¿Qué querés comer? le pregunta. Cualquier cosa contesta ella. Entran en El palacio de la papa frita. Él sonríe viendo la cara con que  Matilde recibe su inmenso plato. Pero él sabe que el bienestar no puede durar demasiado. A Matilde le lleva tres bocados arrancar. Hablé con Lorena. A él se le atraganta una papa frita. Tose, toma agua. Su hija sonríe, burlona. No es para tanto dice. Contame pide él cuando logra reponerse. La vi tan desesperada que le dije que ya lo sabía y que yo nunca la iba a abandonar, me parece que se quedó un poco más tranquila, pobre, debe ser terrible para ella, seguro que tiene miedo de que cuando los demás se enteren la dejen de lado; tenemos que pensar muy bien cómo vamos a manejar la situación, a lo mejor nos conviene consultarlo con Bianchi. A él lo conmueve escucharla. ¿Cuánto hizo para que su hija sea así? Muy poco además de los genes y del sostén económico. ¿Fue Diana quien generó a esta muchachita que vale oro? Ya lo duda. Matilde es silvestre piensa. Tiene un impulso. Le toma ambas manos mientras dice  te felicito. Los ojos de su hija son puro desconcierto. ¿Por qué? Por ser como sos.

sábado, 6 de mayo de 2017

73


Matilde golpea. Como no obtiene respuesta abre la puerta. Lorena está tapada con el acolchado. La llama pero no responde. Vamos, gorda, ya sé que no estás dormida. Lorena se descubre. ¿Qué te pasa? pregunta ella.  La nena sacude la cabeza entre lágrimas. Dale, contame pide mientras le acaricia el cabello. No puedo. ¿Por qué no podés? Porque si te cuento no me vas a querés más. Matilde también tiene ganas de llorar. Inspira hondo. No puedo dejar de quererte porque sos mi hermana. El llanto de Lorena arrecia. Matilde se debate, ¿qué debe hacer? Escuchame, Lore, a mí no me interesa quién es tu papá, yo te quiero porque te conozco desde que estás en la panza, porque te vi crecer, porque me hacés reír ahora son de ella las lágrimas porque me hacés llorar; pase lo que pase siempre serás mi hermana; te prometo que yo nunca jamás te voy a abandonar. Lorena se incorpora de un salto y se echa en sus brazos. Ella la aprieta fuerte e, instintivamente, la mece. Hacia adelante, hacia atrás.


Agustina, tras la puerta, escucha llantos pero no logra discernir palabra. Sofía también se acerca. Ella le pone una mano sobre el hombro y la atrae hacia sí. La nena propone ¿me jugás a las figus? Ella, qué otro remedio, dice que claro, que sí.


Marcelo, mientras maneja, recuerda sus elucubraciones. Encontrarse con Alberto sería un delirio. Quizá debiera hablarlo con Fernando. Un delirio total.


La gorda por suerte quiso bañarse conmigo no me animo a preguntarle por qué lloraba si no capaz llora de nuevo y a mí no me gusta para nada verla llorar.


Agustina baña a Federico. El nene le reclama atención pero ella hoy no puede jugar. No existo para Matilde piensa. ¿Cuál es su lugar en esa familia?, ¿tan grande como para hacerse cargo de su hermano pero tan chica que no merece una explicación? Está enojada. Muy enojada. ¡Ay! grita el nene, restregándose los ojos llenos de champú.


Marcelo come, enfrascado en el pollo. Ausente de la charla entre sus hijos.  Hoy no se puede involucrar. No se quiere involucrar. Fernando lo sacará arando. Un delirio total.


Matilde está agotada. Ve el mensaje de Mariano pero ni fuerzas para contestar. Apaga la luz.


La extraño mucho a mi mamá piensa Sofía desde que ella se murió soy invisible porque en esta casa hay demasiados problemas para que me puedan mirar a   mí a veces las chicas tratan pero yo me doy cuenta de que ellas tampoco pueden más.


Agustina se revuelve en la cama. De mañana no pasa. Matilde la tendrá que escuchar.


Lorena da interminables vueltas en la cama. Matilde me prometió que me iba a defender piensa yo también la voy a cuidar toda la vida y me voy a portar rebien para no darle tanto trabajo sino capaz que se arrepiente.



Marcelo no logra dormirse. Una inquietud incisiva. Espera recuperar la sensatez por la mañana. Además, no sabe cómo conectarse con él. Sí, un delirio total.

miércoles, 3 de mayo de 2017

72


Marcelo y Fernando terminan el sushi. ¿Querés algo más? ofrece él. Un café dice su amigo y enseguida pregunta ¿y cómo reaccionó la nena? Me pidió que no la echara. ¡Pobre ángel! comenta Fernando ¿lograste tranquilizarla? Creo que sí, aunque muy bien no se la ve. Tendrías que hacer alguna salida a solas con ella sugiere su amigo. No sé, porque eso sería considerarla distinta y es justo lo que no debe sentir. Tenés razón, ¿y si lo consultás con un psicólogo? ¡Lo único que me falta!, Fernando, Lorena es el menor de mis problemas, todavía no hace un mes que murió Diana, te aseguro que estoy haciendo más de lo que puedo; en cualquier momento me tomo un buque y no me ven un pelo. Fernando  le palmea  el antebrazo. Tranquilo, aquí está siempre tu Watson. A él se le hace un nudo en la garganta. Está hecho un pelotudo. Gracias, de veras, sos el único con quien me puedo descargar. Comprate un perro y patealo dice su amigo riendo. Él se contagia. Cuando el mozo trae la cuenta él frena el ademán de Fernando. No, te la debo, aunque no sé si este restaurante  califica para tus pretensiones. Pega en el palo contesta su amigo girando la mano.

Le entrego el boletín a la seño y me dice por fin viste que no era tan difícil piensa Sofía dice que no era difícil porque ella no entiende nada nada de nada.

La maestra me mira raro y a cada rato me pregunta si estoy bien seguro que papá le contó piensa Lorena.

Agustina ve que se libera el asiento junto a su hermana y se apura a sentarse. Matilde está escuchando música con los auriculares. Ella quisiera preguntarle qué pasa con Lorena pero no quiere importunarla. Porque Matilde ni se dio cuenta de su presencia. No me registra.


Ramona les sirve el guiso de arroz. Matilde no tiene hambre, eso que en el colegio no probó bocado. ¿No te gustó? le pregunta la mujer. Ella hace un esfuerzo y carga el tenedor. Rocío la invitó a dormir. Si hay algo que quisiera es rajar de esta casa. Pero quiere ver cómo sigue Lorena. ¿Te pasa algo? le pregunta Agustina. Ella le contesta de mal modo. Porque su hermana está más pesada que una mosca.

Marcelo interrumpe el balance. Necesita saber qué fue lo que pasó entre Alberto y Diana. ¿Qué compartieron?, ¿qué precisaba Diana que él no pudo darle? Alberto separado y él viudo. Ya no hay riesgos. No tendría por qué mencionar a Lorena. ¿Por qué no buscarlo? Retoma su trabajo. Está atrasadísimo.

Agustina interrumpe la tarea de geografía. Necesita saber qué pasa con Lorena. Y está segura de que Matilde le oculta algo. Ella conoce bien a su hermana. Al menos a esa hermana. Cierra la carpeta y va a buscarla.

Le pregunté a Lore si cuando llegamos jugamos a las figus que conseguí unas rebuenas pero me dijo que no tiene ganas qué raro.

Matilde está haciendo un mapa cuando Agustina aparece en su cuarto y se queda parada a su lado. Sí, es una mosca. ¿Precisás algo? le pregunta de mal modo. ¿Tenés sacapuntas? pide su hermana. Ella, fastidiada, busca en la cartuchera.

Ya estamos llegando a casa y no tengo ganas de llegar a casa eso sí que es raro piensa Lorena ni me importa la merienda de Ramo.

¿No querés otro scon? pregunta Ramona a Lorena. La nena niega con la cabeza. Algo está pasando reconfirma Agustina.

Lorena se metió en su cuarto y no me dio bolilla ya ni ella me da bolilla voy a ver qué está haciendo Fede.



lunes, 1 de mayo de 2017

71


27 Lunes

Matilde se cepilla el cabello con energía. Se pone perfume detrás de las orejas y brillo en los labios. Más no puede hacer por su cara de lunes 6 y 45 de la mañana. No durmió bien: Lorena gritaba en sueños y fue a verla. No quiere pensar en su hermanita ahora. Sale del baño con prisa.


Marcelo se afeita. Lo espera un día pesadísimo, varias reuniones al hilo. Aunque quizá pueda almorzar con Fernando. Precisa hablar con alguien. Alguien adulto. Sobredosis infantil. Y adolescente agrega.


Agustina busca en su alhajero los aritos de perlas. Eran de mamá recuerda y se acaricia  las orejas. Ensaya ante el espejo de su cómoda distintos peinados. Soy una boluda piensa y se recoge el cabello con brusquedad. Agarra la mochila y el blazer y baja la escalera a los saltos.


Lo escuché a papá piensa Lorena por suerte no vino a retarme porque anoche grité pobres chicas no las dejé dormir primero Agus y después Matilde pero ellas me tienen paciencia por ahora me tienen paciencia porque todavía no saben.


¿Le firmaste el boletín a Sofía? le recuerda Matilde. asiente él con la cabeza, la boca. poblada por una tostada. En esta no me agarraste quisiera decirle. Seguro que la desilusionó. Inútiles sus admoniciones preparadas. Algo le llama la atención en Agustina. Sí, los aros de Diana. En ella se lucían más. ¿Por el pelo oscuro? No, porque era Diana. Mi primer regalo para tu mamá fueron esos aritos no puede evitar comentar. Mamá me lo contó mil veces dice Agustina. ¿A verlos? pide Matilde. Agustina se despeja las orejas e inclina el cuello. Bello cuello evalúa él ¿por cuántos hombres será admirado?¿Cómo se había relacionado su mujer con sus hijas? Tantas cosas que él ya nunca podrá saber.


Hoy estoy contenta piensa Sofía porque voy al colegio con la gorda por eso me tomo toda la leche por eso y para que Ramo no reniegue.


Marcelo queda atorado por el tránsito. Observa, entonces la puerta del colegio. Matilde y Agustina que venían caminado juntas, se apartan. Cada una se dirige a un chico distinto, apuran el paso, menean la cadera. Disfruta por ellas. Qué maravilla creerse enamorado. ¿Volverá a sucederle?


Ramo me pide que me apure y no quiere hacerme otra tostada piensa Lorena ella me dice que es por el micro pero a mí me parece que ya sabe.


Llevo el boletín en la mano  para no olvidarme piensa Sofía me gusta mirar la firma de papá que es muy linda y yo no la conocía la de mamá sí pobrecita mi mamá que ya ni firmar puede.


Agustina le muestra a Valeria las oraciones. Matilde es una genia: explica mejor que la profesora. En un rato varias cabezas la rodean pidiendo auxilio. Gonzalo también. Ella se siente orgullosa.


Matilde no logra concentrarse en la clase, eso que es de biología. ¿Se tendrá que pasar la vida fingiendo?, ¿qué estará sintiendo Lorena? A lo mejor charlar con ella la tranquilizaría. ¿Si lo consultara con Bianchi? A su papá no quiere embromarlo más. Ya bastante tuvo él. Su compañera la codea. La profesora la está mirando. Vaya a saber qué le preguntó. Perdón pide mientras suben sus colores.



viernes, 28 de abril de 2017

70


Marcelo percibe que todos lo observan. Demasiados chicos para un solo hombre, pensarán. Seguramente fantasean con que es un divorciado haciendo buena letra en fin de semana. ¿Alguien lo supondrá viudo? Tan recientemente viudo: solo veintiséis días. ¿Cuántas veces fueron al cine con los chicos?, ¿alguna vez con los cinco? Su cabeza es un cuenco vacío, carente de imágenes. Entran a la sala y se ubican todos en la misma fila. Si la película es muy aburrida siempre le queda el recurso de dormir. Aunque no será sencillo con la infinidad de enanos parlantes. Se reacomoda en la butaca. Por suerte Federico quedó lejos:  el que más molestará, obvio. La nena de adelante se para en el asiento y lo mira con insoportable fijeza. Él se siente profundamente incómodo.


Paso primero y me siento en la punta para no molestar piensa Lorena Sofía queda al lado de su papá.


Agustina se ríe más de la risa de Federico que de la película. El nene no saca los ojos de la pantalla, está grande. De pronto siente el pantalón mojado. Se palpa con la mano. Maldición. Por ponerle el pañal a las apuradas. Las carcajadas de su hermanito. Suerte que no está Gonzalo piensa.


Matilde observa a sus hermanitas. Disfrutan. Estuvo bien papá determina todos precisábamos un   cambio de aire. Escuchó en la radio esa expresión y le quedó grabada. Cambio de aire.


Agustina cambia a su hermano en el baño del cine. Por suerte siempre lleva su mochilita con pañales y ropa de repuesto. Moja un algodón y lo pasa por su pantalón. Espera, al menos, sacarse el olor. Federico, oh milagro, se queda a su lado, quietito, en silencio. Él no tiene la culpa.


Marcelo tiene que reconocer que se entretuvo. Sus hijos salieron radiantes. Hasta Lorena tiene mejor carita. Mira el reloj: 18 y 30. Ya falta poco para terminar el fin de semana. Lo sorteó como pudo. Habrá que pensar en la cena piensa. Y luego piensa que seguramente las chicas ya lo han contemplado. Si no, las empanadas que él planeaba al mediodía. Rumbo a la cochera pasan por un McDonald´s. ¿Quieren comer una hamburguesa? propone.


Matilde hace la cola tratando de recordar los pedidos. Sus hermanas la volvieron loca, eligiendo y arrepintiéndose. Siempre me toca a mí piensa. Al menos se librará de lavar los platos. Agustina, con Federico en brazos, le hace señas de la mesa que consiguió. Su padre fue al baño. Tranquilo porque me dejó el dinero piensa.


Yo primero le pedí a Mati un BigMac pero después me fijé que es muy caro y pedí una McFiesta no quiero hacerle gastar tanto a papá porque no me corresponde piensa Lorena.


Le pedí a Mati una cajita feliz piensa Sofía no por el juguetito sino porque los McNuggets me los puedo terminar porque solo son cuatro así las chicas no me retan.


Agustina agarró varias pajitas y con eso entretiene a Federico hasta que llegue la comida. Hace calor pero no puede sacarse la campera porque tiene el pantalón mojado. No ve la hora de ducharse. Las nenas revolotean alrededor de Matilde. Su padre sale del baño y se acerca a su hermana. Al menos la ayudará con la bandeja.


Marcelo abre la puerta de su casa. Misión cumplida piensa. Está satisfecho consigo mismo. Se tomaría un café pero las chicas ya están atareadas acostando a sus hermanos. Se tira en el sillón del living. Pone música. Cierra los ojos.


Agustina cambia a Federico y lo acuesta. No tiene ganas de bañarlo. Por suerte el nene está tan cansado que se queda en la cuna sin reclamar canciones ni mimos. Todavía tiene que terminar la tarea de lengua. No le quedó clara la diferencia entre circunstancial de modo y predicativo subjetivo no obligatorio. Le preguntará a Matilde. No la encuentra en su cuarto. Baja.


Lo despierta la voz de Matilde. ¿Te preparo un café? Minutos después Agustina se acerca con la bandeja. Dios mío, cómo entrenó Diana a estas chicas piensa.


Por suerte Matilde se olvidó del baño hoy me puedo dormir tranquila porque papá ya me firmó el boletín piensa Sofía.


Yo me pregunto qué va a pasar cuando las chicas sepan que no soy la hermana mañana le voy a pedir a papá que por favor no les cuente ahora ni puedo porque me muero de sueño.


Se había dejado el celular en su cuarto. Entre el café de su padre y las oraciones de Agustina pasó casi una hora. Cuando lo abre encuentra varios mensajes de Mariano. El último solo dice buenas noches y una mano agitándose. Buenas noches contesta ella aunque sabe que él ya no lo leerá. Espero que no se enoje. Le agrega una boca de labios rojos. Hoy sí que no habrá ducha. Se pone el piyama y se acuesta.


Agustina siente el agua caliente deslizarse por su cuerpo. Trata de recapitular su fin de semana. Hubo de todo. Se avergüenza al verse escapando de Gonzalo. Se preocupa de nuevo al recordar las angustias de Lorena. Sí, algo está pasando. Se escurrió el placer de bañarse. Cierra la ducha.


Marcelo, boca arriba, se estira cuanto puede. Ay, mi amor, sin ti mi cama es ancha.



jueves, 27 de abril de 2017

69


Matilde llega agitada: corrió las tres cuadras. Encuentra a Mariano apoyado contra la pared, una pierna flexionada. Sonríe al verla y camina a su encuentro. Antes de que ella pueda reaccionar él la besa en los labios. Ella se humedece.


Agustina me llama para poner la mesa piensa Sofía justo que Lorena vino a jugar voy a ir rapidito así no se nos hace tarde para ir al cine.


Agustina revuelve la salsa que Matilde dejó preparada. El agua ya hierve. No le puse sal piensa qué tonta. Deja la cuchara de madera sobre la mesada y busca el salero.


Agustina la llamó a Sofía claro ella sí que es la hermana Fede se ríe conmigo porque él es chiquito y no se da cuenta piensa Lorena mientras le hace cosquillas al nene.


Marcelo mira la cartelera. En el Multiplex, 14,50. No llegarán. En el General Paz, 16 y 20. Manda mensaje de texto para el 2x1. La escuchó a Matilde salir, ya hace rato, no sabe adónde. Por supuesto no le avisó. Tendrá que ir a comprar empanadas. Baja.


Sofi me pide que la ayude piensa Lorena bajo corriendo pero me acuerdo de Fede y lo voy a buscar él no puede quedarse solo ni un minuto porque como decía mami es una máquina de hacer lío.


Marcelo entra en el comedor. Sofía y Lorena afanándose con la mesa. Una trae la panera, la otra los cubiertos. Ahora los vasos y las servilletas. Parecen hormiguitas piensa. Entra a la cocina. Agustina, con delantal, lucha con las cacerolas. El rostro bañado por el vapor del agua. Se abre la puerta de calle. En un instante Matilde deja un paquete sobre la mesada y luego se saca el abrigo. Traje fruta informa. El mundo marcha sin mí piensa él soy superfluo.


Matilde prueba los tallarines. Agustina los sacó a punto. Igual los Don Vicente son muy aguantadores. Tiene hambre. La salsa me salió rica. Observa a las nenas: ambas comen con gusto. Hoy es mejor día que ayer. Es que para eso no se precisa mucho. Está de buen humor. Mariano la hizo reír con sus pavadas. No solo la hizo reír.  Le sube un extraño calor. Se sirve otro vaso de soda y le pone hielo.


Están muy ricos, Agustina dice su papá. La salsa la preparó Mati le advierte ella. Sí, pero vos te encargaste de todo la rebate Matilde. De todo no corrige Sofía la mesa la puse yo. ¡Y yo! se anota Lorena. Estoy muy orgulloso de todas mis mujercitas dice su padre. Agustina sonríe. Hoy es un buen día. Pero Gonzalo no me llamó. La sonrisa se diluye.


Marcelo se recuesta en el sillón del living. Acomoda los almohadones. Él se había maravillado de que Diana se arreglara tan bien con la casa en ausencia de Ramona. Nunca había reparado en el ejército de hormiguitas. Los únicos vagos en esta casa somos Fede y yo reconoce. Su moral tocada, se incorpora. ¿Ayudo en algo? ofrece al entrar en la cocina. El estupor de los cuatro pares de ojos le confirma su conclusión. Andá a sentarte que enseguida te alcanzo un café lo remata Matilde mientras friega las cacerolas.


Agustina está cambiando a Federico, que se retuerce como una anguila, sobre la cama, cuando vibra su celular. ¿Cómo estás? pregunta Gonzalo. El corazón de Agustina redobla. Bien, ¿vos? contesta. Cruzan varios WhatsApp hasta que ella escucha la voz de su padre. ¡Apúrense que se hace tarde! Después te escribo aclara y descubre que Federico ya no está en la cama. Instantes después lo ve corriendo desnudo por el pasillo. ¡Vení para acá, lechón! le grita. Las carcajadas del nene que se esconde en el baño.


Me voy a poner el vestido negro porque para ir al cine hay que arreglarse como decía mi mami piensa Lorena porque ella sí que sigue siendo mi mami y decía además que el negro te elastiza.



Matilde está peinando a Lorena. Trenzas, porfi pide su hermana. Se empeñó en ponerse un vestido con el frío que hace. Se la ve un poco más animada. Sofía aparece con calzas y una polera ajustada. Parece un alambre evalúa.Vamos de una vez, ¡qué pesadilla tantas mujeres! las exhorta su padre. Mamá era la peor recuerda ella. Tardaba horas en maquillarse y vestirse mientras yo tenía que ocuparme de mis hermanos. ¡Ay!, ¡no me tires! protesta Lorena. De pronto se siente agotada. Debería estar con Mariano piensa. Al menos él no le pide nada. No es cierto: le pide besos y más besos. Pero con él estoy cuando quiero se disculpa ante sí misma.

lunes, 24 de abril de 2017

68


26 Domingo

Marcelo se despierta sobresaltado. El sol entra a raudales por la ventana. Me quedé dormido piensa incorporándose como resorte. Luego recuerda que es domingo y se recuesta de nuevo. Las nueve y media. Durmió de un tirón. Media hora después, vestido y afeitado, recorre el pasillo. Silencio absoluto. Sin embargo, la única disposición que persiste es la de las chiquitas. Federico duerme con Agustina, la pieza de Matilde cerrada. Baja. Saca los diarios de debajo de la puerta. Duda unos segundos. Luego los deja sobre la mesita, se pone la campera y sale.


Papá me agarra de un brazo y me quiere sacar de la cama yo me agarro de los barrotes pero él sigue tirando entonces grito sueña Lorena.


Agustina escucha un alarido. ¿Lorena? Desprende los bracitos de Federico y sale corriendo. Sí, es Lorena que grita dormida. Sofía, sentada a los pies de la cama, la mira, aterrorizada. Ella agarra a Lorena de ambos hombros, la sacude suavemente. Lore, despertate, vamos, despertate. La nena abre los ojos como platos. ¡Ah!, ¡sos vos! ¿Quién creíste que era? Lorena baja la mirada. No sé dice. Gritaba "papá" todo el tiempo informa Sofía. Algo está pasando en esta casa piensa ella. ¿Querés contarme lo que soñaste? propone ella. No me acuerdo. Ahora es Federico el que grita llamándola. Tener tantos hermanos sí que es una pesadilla. ¡Ya voy, Fede! exclama y se levanta.


A lo mejor yo tenía razón y es cierto que papá le pegó a Lorena piensa Sofía.


Matilde también escucha los gritos. Pero cuando llega, Lorena ya se tranquilizó. Estuvo Agus informa Sofía. Arriba, chicas, a desayunar. Pasa por el cuarto de Federico: su hermana está cambiando al nene. Termino y vamos le informa. La habitación de su padre, vacía. Aprovecha y le hace la cama. Baja. Levanta las cortinas de la cocina. El sol la obliga a cerrar los ojos. Pone agua en la cafetera. Primero dos cucharadas. Pero luego agrega otra. Quizá papá regrese, no dejó ni una nota. No tiene ganas de hacer tostadas. Que coman galletitas. Se abre la puerta de calle. Aparece su padre y deja un paquete sobre la mesa.


Papi trajo solo dos churros con dulce de leche a mí me encantan pero mejor que los coman sus verdaderas hijas piensa Lorena.


Le quise contar a papá del libro que ya casi me lo termino pero no me quiso escuchar claro a nadie le importa lo que yo digo piensa Sofía.


Agustina observa a Lorena, observa a su papá. Su hermanita no está bien. Comió solo una medialuna con lo que le gustan a ella los churros. Su papá esta de mal humor, ni la escuchó a Sofía. La nena se quedó mortificada. ¿La única que se da cuenta de las cosas en esta casa soy yo? Federico sí que come a manos llenas. Basta, Fede le ordena después te duele la panza. ¿Gonzalo estará durmiendo? Qué me importa, igual no me va a llamar más. ¿Quieren que vayamos al cine? La voz de su padre la aparta de sus pensamientos. ¡Sí! gritan las nenas. Lorena revivió piensa ella. ¡La vida secreta de las mascotas! propone Sofía me dijeron mis amigas que está buenísima. Ella quería verla ayer pero no se animó a decirle a Gonzalo.  Ella también tiene ganas de ir. Le hace falta despejarse un poco.


Seguro que papá inventó lo de la película para mejorarla a Lorena pero igual estoy contenta porque me moría de ganas de verla piensa Sofía.


Matilde reflexiona. ¿Qué corresponde que haga? Le prometió a Mariano verlo. Pero le da culpa salirse del programa familiar. Demasiado para Agustina los tres chiquitos. Le dirá que otra vez no puede. Se pasa la lengua por los labios y siente algo extraño. Quizá pueda verlo más tarde. O un ratito ahora. Le escribe. Mariano le ofrece encontrarse en Cabildo en media hora. Ella sonríe sola. Tiene ganas de salir con sus hermanos. Y con papá reconoce.


Papá dijo de ir al cine piensa Lorena yo tenía miedo de que solo invitara a sus hijos pero además seguro que no se anima a dejarme sola así que casi seguro que a mí también me lleva menos mal porque estoy cansada de tanto dormir.


Agustina observa por la ventana a Matilde que camina apurada hacia la esquina. Su hermana tiene suerte. Mariano le entiende todo. ¿Le habrá avisado a papá que salía? Ojalá que no le pregunte nada, a ver si todavía mete la pata. Porque yo no sé mentir. Escucha las risas de sus hermanos. Me gustaría ser chiquita piensa. Volver el tiempo atrás. Estar de nuevo con su mamá. Sacude la cabeza. Se pone las zapatillas y baja. Matilde le encargó que fuera adelantando la comida.


Marcelo escucha a los chicos reír. Se acerca. Solo Federico y Sofía. Se asoma al cuarto de Lorena. La encuentra ante el placar abierto. ¿Qué estás haciendo? le pregunta. La nena se sobresalta, ojitos asustados, hombros elevados. Nada contesta. ¿Por qué no vas a jugar con tus hermanos? propone porque no se le ocurre qué decirle. Lorena, descalza, sale corriendo. Lo roza al salir. ¡Perdón! pide.


Estaba mirando qué ponerme para ir al cine esta tarde y entró papá  y me retó capaz que no me lleva eso que yo ya había hecho la cama piensa Lorena mientras corre al cuarto de Federico.